TEGCUIGALPA, HONDURAS. Múltiples son los factores que provocaron que el Valle de Sula, en la zona norte de Honduras, quedará casi completamente bajo el agua ante el paso de la depresión tropical Eta por el territorio nacional.
Así lo explicó a TIEMPO DIGITAL el asesor del Comité Interinstitucional de Ciencias Ambientales de Honduras, Donaldo Cáceres.
De acuerdo con el experto, la primera razón es que el Valle de Sula por su naturaleza es inundable y eso no debe sorprender a nadie.
“Los valles son zonas bajas y planas, un relieve que no tiene mucha pendiente por eso son fértiles y el uso natural del suelo es para la agricultura. Lo que ocurrió con el tiempo es que la urbanización de las mejores tierras para agricultura hizo que el ser humano busque exponerse ante el peligro y amenazas naturales extremas”, dijo el catedrático universitario.
En ese sentido, expuso que los dos principales factores que incurrieron en las inundaciones del Valle de Sula con el paso de Eta son: la amenaza y la vulnerabilidad.
“La vulnerabilidad se construyó al exponer a la sociedad a esas inundaciones que forman parte de un ciclo natural, que es el clima. Las formas de producción en los sistemas económicos han llevado a que no se respeten las condiciones ambientales. Eso sumando a la exposición, es decir, cuando se convierten los valles, que son zonas para la agricultura, en urbanizaciones provocan las inundaciones”, contextualizó.
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Valle de Sula se urbanizó desmedidamente y Eta no perdonó
Según el entendido en el tema, el Valle de Sula se urbanizó desmedidamente con la construcción de viviendas, empresas, fábricas y maquilas, sin tomar las medidas del caso.
“Al ser un valle es natural que un crecimiento de las aguas en las cuencas hidrográficas se inunde. Inteligentemente, la cultura misquita que vive en una gran planicie en La Mosquitia hondureña y nicaragüense ya se adaptaron a los ciclos naturales y a los ciclos de cambio climático provocados por el ser humano. Todas sus casas están construidas sobre polines porque habitan zonas inundables”, ejemplificó.
Sin embargo, Cáceres señaló que hay otras razones que provocan que el Valle de Sula se inunde esa manera. Entre esas razones mencionó los ciclos naturales pero agravados por actividades humanas insostenibles ambientalmente.
Dichas actividades van desde la deforestación, la erosión del suelo, el cambio del uso del suelo, la solvatación de las cuencas hidrográficas y las emisiones de gases de efecto invernadero.
“La prevención es algo importante que dentro de la gestión integral del riesgo de desastre tenemos que hacer. Prevenir pasa por varias estrategias una es adaptación al cambio climático y la otra es mitigación a cambio climático. Pero para decidir, se necesita estudiar y brindar a los decisores números, es decir, que se debe cuantificar. Por ejemplo, se pueden aplicar métodos de análisis costos beneficio y costo y efectividad. Permitiría a un decisor tener mejores criterios para donde ubicar las inversiones de prevención”, indicó.
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Se debe invertir en sensibilizar y concienciar
Por lo anterior, el especialista aseguró que la educación es una medida no estructural que puede incidir en la prevención de desastres naturales.
“El problema es que la educación se mira como algo intangible. El invertir en sensibilizar, concienciar o mostrar un mapa de evacuación, tener un plan de poder atender emergencias, es invertir en lo que se llama resiliencia o capacidad adaptativa”, disertó.
A efecto de eso, cuestionó que los gobiernos no quieren invertir porque tratan de hacer las inversiones dentro del ciclo de gobierno que les corresponde por efectos de visibilidad y no hay una trascendencia a políticas de Estado.
“Cuando se habla de eso no es de 4, 6 o 10 años sino de 20 años o más. Las inversiones son fuertes y deben ir con ese propósito. Es importante que se trabaje para el futuro porque el mismo no es nada halagüeño. Cada vez más vemos el incremento en la emisión de gases invernaderos. También se continúa con los mismos patrones de consumo y producción bajo los actuales modelos que dañan más el ecosistema”, puntualizó.
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El ser humano es el que construye el riesgo
Por lo anterior, el experto hizo hincapié en que el ser humano es quien construye el riesgo porque los fenómenos naturales siempre han existido.
“Cuando decidimos hacer cosas tomamos malas decisiones. La materialización de los efectos adversos de una amenaza es el riesgo y está en función del grado de exposición que hacemos. Hay otros factores que también influyen que son la pobreza. Los pobres son los más vulnerables”, concluyó.
Es preciso indicar que Donaldo Cáceres es profesor de la maestría en Turismo y Gestión Integral para la Reducción de Riesgos de Desastres de la Universidad Metropolitana de Honduras.
También funge como asesor del Comité Interinstitucional de Ciencias Ambientales. Dicha organización agrupa las 21 universidades de Honduras que trabajan el tema del cambio climático y en la reducción de riesgos y desastres.
Cabe indicar que son más de 1.7 millones que resultaron afectados a nivel nacional por los estragos que ocasionó la depresión tropical Eta.
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