SAN PEDRO SULA, HONDURAS. Las escenas que narra Elvis Guzmán, el portavoz del Ministerio Público, parecen sacadas de una película, calan hondo y simbolizan el drama que vivieron miles de hondureños que vieron de cerca la muerte durante el paso de la depresión tropical Eta por Honduras.
Su historia y la de sus vecinos en el sector de la colonia Planeta es supervivencia.
Él y miles de sampedranos y limeños pasaron dos días y una noche sobre los techos de sus casas.
Como periodista le había tocado contar las vivencias ajenas, pero esta vez tuvo que ser protagonista.
“Solo viviéndolo en carne propia se puede dar cuenta lo dramático que es un fenómeno de este tipo”, dijo la noche del viernes Elvis Guzmán, entrevistado para un noticiero nocturno.
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ELVIS GUZMÁN: “UNO SE QUEBRANTA Y LLORA”
Acostumbrado a tomar posturas firmes por ser voz de la Fiscalía, el comunicador tuvo esta vez que llorar.
Y no es para menos. “Ver cómo las embravecidas aguas se llevan lo que uno ha venido construyendo, uno se quebranta y llora, se siente impotente”, dijo Guzmán rememorando entre lágrimas todo lo que vio desde el techo de su residencia.
“Oí vecinos gritando: por favor ayuda”, aseguró trayendo al presente lo que vivió entre jueves y viernes, cuando estuvo atrapado.
En el rostro de Elvis Guzmán se dibuja angustia. En su cara hay pronunciadas ojeras producto del desvelo.
“Lo peor fue la noche, escuchar los gritos desesperados de la gente, se trastorna uno”, respondió.
“Al ver la corriente, uno solo espera lo peor; al sentirse solo e impotente, uno dice: Dios, que se haga tu voluntad, si hasta aquí llegamos, que se acabe”, relató el comunicador de piel trigueña y media estatura, que en su paso por los medios de comunicación fue un hábil reportero de la crónica judicial.
VIO VECINOS BUSCANDO ÁRBOLES PARA SALVARSE
El periodista también detalló que vio familias a su alrededor buscando árboles para salvar la vida.
Su instinto de supervivencia lo llevó a ingeniárselas. “No sé dónde me salió tanta orina para mojarme los pies, para mojar el zinc y soportarle el calor, deseaba tomar agua”, dijo llorando.
De acuerdo con su relato, en ese techo de su vivienda estuvo acompañado de otros vecinos que estaban en las mismas condiciones, pero a la vez se sintió solo.
“Ves para un lado y hay agua y ves para el otro y también hay agua, no veía luz y no veía que nadie llegaba a rescatarnos, no veía una luz, a pesar de que gritaba desde el techo”, contó.
Narró que alguna vez, cuando avistaban aeronaves sobrevolando, pensó que la pesadilla estaba cerca de finalizar.
“Cuando mirábamos pasar los helicópteros gritábamos a una sola voz y levantábamos las manos”, contó.
Pero las esperanzas rápidamente se reducían. “Pasaron las horas y vimos que no había respuesta a nuestros gritos de día y de noche”, expresó.
UNOS MUCHACHOS LO RESCATARON
Sin embargo, dijo que no sabe cómo ni de dónde la oportunidad de ponerse a salvo llegó a su vida y la de otros vecinos.
Esto pasó cuando aparecieron unos muchachos diciéndole que era la oportunidad de salir, expuso.
“Venimos por ustedes, ustedes decidan si salen, nadie más vendrá a rescatarlos”, dijo que comentaron aquellos hombres.
Y obedientes, lo hicieron. “Con puros lazos, amarrándolos de extremos, así salimos, en medio de correntadas de agua, que parecía que nos iban a llevar, pero gracias a Dios ese lazo soportó y luchamos contra la corriente”.
Elvis Guzmán está ahora con su familia reponiéndose del trauma y recibiendo la solidaridad de amigos y colegas.
Difíciles de borrar, las memorias le acompañarán para toda su vida. Y quizá, con las habilidades de escritor que tiene, quiera inmortalizarlas en algún libro.
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