LA LIMA, CORTÉS.- Don Mercedes Gómez es un hondureño discapacitado que, junto a su esposa, continúan viviendo a la orilla de la calle luego de que perdieran su casa tras las fuertes inundaciones que generaron las tormentas tropicales Iota y Eta y que gracias a la caridad sobreviven.
Los estragos que dejaron estos fenómenos naturales tras su paso por el país, especialmente en la zona norte, sin duda, acabaron con los sueños de muchos hondureños.
Sin embargo, hay personas que esta adversidad los obligó a sacar las fuerzas que antes no tenían para salir adelante. Este es el caso de don Mercedes, quien pese a su discapacidad no pierde la esperanza de poder regresar a su casa.
Don Mercedes junto a su esposa, son una pareja de hondureños que lo perdieron todo durante las inundaciones. Actualmente ellos viven a la orilla de una calle en el desvío a la colonia Tela en la Lima, Cortés. Ahí con la ayuda de otras personas, los señores, quienes son de la tercera edad, improvisaron una «champita» para poder pasar los días.
Como muchos otros hondureños, la pareja pasa muchas necesidades. La condición de don Mercedes Gómez se empeora porque él es una persona que sufre de una discapacidad que le impide moverse.
Debido a la enfermedad de la diabetes que don Mercedes padece, perdió sus dos pies y eso lo mantiene postrado en una silla de ruedas.
«Lo perdimos todo. Solo logramos sacar dos mochilas y una maleta pequeña con ropa y eso es todo. Yo soy diabético y debido a la mala circulación, me vino el problema de los pies. Perdí mis dos pies y no puedo caminar, estoy totalmente incapacitado y tengo que depender de una silla de ruedas. Yo vivo en la Filadelfia y allí no podemos entrar todavía», relató el hondureño a Tiempo Digital.
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Pide ayuda
Don Mercedes, quien no recibe ayuda por parte de ninguna institución del Estado, actualmente vive gracias al buen corazón y caridad de las personas que llegan a dejarle ayudas. Con lo poco que recibe, él y su esposa salen adelante pero siempre con la esperanza de algún día regresar a lo que antes era su hogar.
«Cuando salimos de aquí nos fuimos para donde los mormones en la Satélite, pero nos queda muy retirado para saber que es lo que sucede acá, entonces nos vinimos y optamos por vivir a la orilla de la carretera, por mientras limpian nuestra colonia», contó don Mercedes Gómez.
De acuerdo con el afectado, ellos tienen que volver a su vivienda porque no tienen para donde irse. Mientras siguió contando su historia, pidió a las autoridades de gobierno que puedan ayudarle a obtener una máquina industrial para trabajar la sastrería.
«Yo anteriormente trabajaba en construcción pero también le hago a la sastrería. También necesito una silla de rueda que esté nueva porque la que tengo ya dio lo último. Tengo dos hijas pero ellas viven aparte, están casadas y pues aquí solo vivo yo con mi esposa», manifestó el acongojado hombre.
Diariamente a don Mercedes le regalan comida, sin embargo, aseguró que la situación que viven con su pareja no es fácil.
«Es algo duro lo que nos tocó enfrentar porque imagínese el tiempo que uno se tarda para hacer algo y con esas tormentas lo perdimos todo. Teníamos refrigeradora, lavadora, vivíamos más o menos bien pero ahora estamos en la calle», lamentó el señor.
En cuanto a los medicamentos, don Mercedes Gómez dijo que a penas tiene un «poquito» de insulina, que es el fármaco que más necesita para tener bien su salud.
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Aún no tienen fecha para regresar a su casa
Asimismo, don Mercedes Gómez señaló que aún no tienen una fecha específica de cuándo van a regresar a su casa, porque actualmente se mantiene llena de escombros.
«El agua llegó hasta el cielo raso de la casa. Ahorita como son dos colonias las que resultaron afectadas, que son La Ronda y La Filadelfia, primero limpiarán La Ronda y luego pasarán a la Filadelfia, por esa razón no tenemos un tiempo estipulado para volver a nuestras casas. Aquí a la orilla de la calle dormimos en una cama de segunda que nos regalaron», concluyó el damnificado.
A noviembre del año pasado, la Secretaría de Gestión de Riesgo y Contingencias Nacionales (COPECO) contabilizó más de 4 millones de hondureños afectados por Iota y Eta.
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