SAN PEDRO SULA, HONDURAS. Su vida, sus pertenencias y sus esperanzas se fueron en las inundaciones, perdieron todo y sin tener cómo recuperarse decidieron emprender un viaje a una mejor vida, así es la historia de una familia hondureña que se aventuró en la nueva caravana migrante.
La denominada «mega caravana» partió esta madrugada hacia los Estados Unidos. Entre los compatriotas, que superan las 2 mil personas, van niños, jóvenes y adultos mayores. La meta de todos es una: llegar al país del norte y comenzar una nueva vida.
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En su mayoría, los hondureños dejaron a sus parientes atrás y decidieron emprender el viaje solos, por el riesgo que implica. No obstante, otros tomaron la determinación de avanzar juntos.
Una familia que residía en Santiago, Pimienta, una de las zonas más devastadas por los ciclones pasados, llegaron hasta la Gran Central Metropolitana de Buses en San Pedro Sula para sumarse a la caravana de migrantes.
Decepcionados por la poca ayuda que recibieron, sumada a la crisis y después de quedar en la calle, no tuvieron más remedio que huir del país. La familia, conformada por Yasmín, Luis, Marco, Walter, Abigail y Rubí de tan solo 5 años, dicen adiós.
Yasmín declaró a Diario TIEMPO Digital que la zona donde vivían quedó totalmente destruida por los fenómenos Eta e Iota. Según su relato, todos los sectores conocidos como La Huerta, La Bomba y toda la zona bananera se perdieron en las inundaciones.
«Ahí quedó devastado, mucha gente perdió su casita, el agua llegó hasta arriba. Parecía que no iba a pasar nada pero el segundo huracán terminó todo», expresó.
La mujer detalló que tras 16 años de vivir en Santiago, Pimienta, perdieron todo en las inundaciones, pues no tuvieron tiempo de sacar nada. Sus pertenencias quedaron soterradas en el lodo.
Según manifestó Yasmín, escucharon que se hablaba de que llegaría un huracán al país, pero no tenían a dónde ir y se quedaron en la vivienda. Pero, al notar que la situación iba empeorando se movilizaron a un albergue, ubicado en una escuela.
«En las fincas bananeras ahí trabaja todo el mundo y eso quedó sequito. Entonces toda esa gente está desempleada«, externó.
Por otra parte, Yasmín manifestó que solo algunas autoridades les estuvieron llevando alimento, sin embargo, no obtuvieron una respuesta concreta en cuanto a reconstruir su vivienda. «Ellos lo han prometido pero no se sabe en qué tiempo», agregó.
La familia se enteró de la caravana de migrantes hace tres semanas. Al momento de discutirlo, todos juntos llegaron a la conclusión de decir: «Nos vamos». La determinación fue por la falta de empleo y además la pérdida de todo lo que tenían.
«No lo pensamos dos veces y en el nombre de Dios aquí vamos», indicó Yasmín.
Pese a solo tener 5 años, su nieta Rubí le cuestiona que hacia dónde se dirigen y solo le responde: «Vamos en camino». La familia es consciente del peligro que existe en el viaje, y solo le piden a Dios que los guarde a ellos y a todos los demás.
«No es que vamos a pasear, sino que vamos a ver si logramos una oportunidad, para ir a trabajar y sacar nuestra familia adelante», finalizó la mujer.
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