Tegucigalpa, Honduras. El Observatorio Demográfico Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) realizó una investigación en la que concluyó que la pandemia recrudeció la vulnerabilidad de La Mosquitia, en aspectos sociodemográficos y en el sistema sanitario.
En ese sentido, en el trabajo académico se expresan varios factores que ya existían en esa zona del país, los cuales favorecieron a que la Covid-19 dejara un mayor impacto tras los contagios del 2020.
Además, se plasman los efectos que han empeorado la situación de la población misquita tras la pandemia.
Como tal, el estudio, que describe la vulnerabilidad generada en un aspecto sociodemográfico, de salud epidemiológico y ambiental, fue difundido bajo el nombre: «La pandemia COVID-19 en comunidades misquitas de Gracias a Dios, Honduras, año 2020″.
Al respecto de la investigación, se refirió Marysabel Zelaya Ochoa, Coordinadora de Investigación de la Maestría en Demografía y Desarrollo de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNAH.
Sobre el trabajo publicado, dijo al medio HRN que «se centra en estudiar la problemática que ha tenido la población misquita frente a la pandemia del Covid-19».
Mayores efectos
De acuerdo con la investigación, La Mosquitia, geográficamente, ha estado desvinculada del resto del país. Tal situación es una de la raíces de los problemas que se enfrentan en dicha región.
«Históricamente es sabido que esta ha sido una región aislada, que ha sido prácticamente exenta de todos los beneficios sociales que podría darle el Estado hondureño», señaló Zelaya Ochoa.
Además, en el trabajo del observatorio, se menciona que, pese a la riqueza de biodiversidad natural, La Mosquitia es una de las regiones más pobres y vulnerables.
Según el estudio, a esto se le suman las dificultades de desplazamiento, las cuales, en el contexto de la pandemia, favorecieron los contagios.
«En tiempo de pandemia, las consecuencias de esta enfermedad no solamente a nivel de salud, sino también económicas y ambientales, se recrudecieron», lamentó Zelaya.
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Cómo se abordó la pandemia
En el informe emitido por el Observatorio Demográfico Universitario se indica que, para abordar la pandemia establecieron áreas de triajes y aislamiento.
«La mayoría de ellos improvisados y con limitados recursos. Además, la implementación de medidas no fue igual en las áreas rurales donde las limitaciones logísticas hacen difícil la atención oportuna a pacientes con Covid-19«, se indica en el trabajo.
Cabe señalar que, Gracias a Dios cuenta con un hospital de base ubicado en Puerto Lempira. En dicho centro, no existe atención para todas las especialidades y tampoco se cuenta con Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Sumado a esto, en el mencionado departamento, los triajes, durante la pandemia, contaron con un número limitado de camillas y tanques de oxígeno.
En ese sentido, se explica que la forma ineficacia con la que se combatió la propagación del virus, incidió el los efectos posteriores.
De hecho, en el informe se detallan algunos factores que, en medio de la pandemia, provocaron un mayor estado de vulnerabilidad.
«Diversos factores incrementaron la vulnerabilidad sociodemográfica. Tales como: la movilidad de la población, la modalidad educativa a distancia, la debilidad de las campañas de prevención y algunas de las prácticas culturales», se explica en la investigación.
Propagación del virus
En el trabajo del Observatorio Demográfico, se argumenta que otro factor que contribuyó con la propagación del virus al territorio misquito fue que no se respetó el cierre total de ingreso al departamento.
Asimismo, se detalló que en toda la región de La Mosquitia hondureña las campañas de prevención y concientización frenar el contagios fueron débiles.
«De igual manera la implementación de medidas de bioseguridad como el uso de mascarilla, lavado de manos o uso de gel», se describe.
Visión de los misquitos
Según se plasmó en el estudio del observatorio universitario, un factor clave de los efectos de la pandemia fue la visión de los misquitos.
«Gran parte de la población niega la existencia de la enfermedad. Y en el caso de aquellas que admiten su existencia se rehúsan a asistir a los centros hospitalarios», se detalla en el trabajo.
Como medida para combatir la enfermedad, la comunidad misquita utilizaba brebajes a base de hierbas.
«El elemento cultural que tiene los misquitos, que es propio de su origen, por un lado, significó como el punto fuerte en función de resiliencia frente a la enfermedad. Digamos, que les dio un enfoque preventivo», dijo Zelaya Ochoa, coordinadora de la investigación.
Sin embargo, también estaban las prácticas culturales del pueblo misquito ante la muerte. Y es que según su cosmovisión existe todo un ritual que debe practicarse antes del sepelio.
Esto último, contrario a lo que habían recomendado las autoridades en relación al entierro de personas fallecidas por Covid-19.
«Por otro lado, no se siguió el protocolo que salud indicó porque el patrón cultural misquito decía que hay que hacer un culto previo. Quizá ese momento en el que se realizaba su costumbre tradicional, pues fue una fuente de contagios», reflexionó Zelaya.
«Por esas creencias tampoco acudían a los centros de salud, pese a estar contagiados de este virus. Pero además los centros de salud carecían de los insumos elementales básicos», lamentó.
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Efectos del Covid-19
Uno de los grandes efectos que tuvo la pandemia en el pueblo misquito fue en la educación. Y es que, como medida preventiva, las autoridades implementaron una modalidad virtual, algo para lo que en esa región no estaban preparados.
«Que requiere, tanto para los alumnos como para los docentes contar con la tecnología apropiada (celular, tablets o computadora). Pero, además, acceso a la conectividad, situación compleja en todo el departamento», se explica en la investigación.
Por otro lado, una fuerte repercusión que tuvo la pandemia en las comunidades misquitas fue el incremento de la canasta básica.
«Por la lejanía geográfica el precio de todos los productos es superior al resto de departamentos. En pandemia el incremento representa entre el 50% y 100%, aumentando con ello la vulnerabilidad social de la población», revela el trabajo investigativo.
Aunado a esto, el pueblo misquito se vio afectado también por fenómenos naturales que les abatieron en 2020. Producto de esto, varios rubros registraron pérdidas.
«Lamentablemente, todas estas consecuencias ambientales se vieron recrudecidas con la tormenta tropical Eta e Iota. Vino a mermar o aniquilar toda su reserva de grano, de consumo y para la próxima siembra», dijo Zelaya Ochoa.
«Aunque se siguió pescando, no pudo extraerse ese pescado. Incluso el salado para Semana Santa; tampoco pudo hacerse la venta de cacao», agregó.
Vulnerabilidad recrudecida
Entre sus conclusiones, en la investigación se señala que la pandemia incrementó la condición de pobreza de las comunidades misquitas.
«La pandemia Covid-19 ha evidenciado las carencias y limitaciones que tienen las estructuras del Estado», se señala.
«Confirma la ausencia del Estado para garantizar el derecho a la salud, educación y seguridad alimentaria», se lamenta en el trabajo.
«Eso ha encarecido el costo de vida en todos los municipios de Gracias a Dios, que ya es sumamente superior al resto del país», concluyó Zelaya Ochoa.
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