TEGUCIGALPA, HONDURAS. El expresidente hondureño, Juan Orlando Hernández, recibió sus primeras visitas mientras se encuentra recluido en el Centro de Detención Metropolitano en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos.
«Él se encuentra en el Centro de Detención Metropolitano, Brooklyn, está muy bien y tiene visitas espirituales del Rabino Mayor de Honduras«, confirmó el equipo de defensa de Hernández a un medio de prensa hondureño.
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Nombramiento del Rabino Mayor
Juan Orlando Hernández nombró a Aaron Lankry como Rabino Mayor de Honduras en el 2019 y seguido a esta acción, facilitó el traslado de la embajada hondureña de Tel Aviv a Jerusalén en Israel.
Vista de los familiares de JOH
Asimismo, el exagente de la DEA, Mike Vigil, manifestó que su familia podrá visitarlo cuando lo decidan, siempre y cuando no tengan revocada la visa que les permite ingresar a los Estados Unidos.
De igual manera, explicó que el equipo de defensa de Hernández está preparando un “paquete” para que el hondureño pueda defenderse en libertad.
La misma cárcel de «El Chapo»
El expresidente Hernández se presentó a su primera audiencia, en la cual se le indicó que hasta el 10 de mayo el juez Kevin Castel le dará lectura a los cargos. Mientras eso ocurre, permanecerá recluido en el centro penitenciario donde estuvo Joaquín «Chapo» Guzmán.
Se trata del Centro Correccional Metropolitano de New York, el cual han catalogado como uno que tiene las medidas de seguridad más estrictas de Estados Unidos.
Esta prisión la califican como «peor que Guantánamo», una de las cárceles de máxima seguridad del país.
El Correccional Metropolitano está ubicado frente a la Corte Sur, por lo que JOH se trasladará a través de un túnel a más de 40 pies bajo la calle principal. Este túnel cuenta con corredores y en ellos puertas electrónicas controladas por oficiales de manera remota.
Es una prisión relativamente pequeña, la cual alberga unos 795 internos. Todos están en las celdas de máxima seguridad, tienen prohibido hablarse y solo pueden salir de sus celdas una hora al día.
Los prisioneros no tienen permiso de ingresar televisores ni radios. Las revistas se les entregan con un mes de retraso y los periódicos con dos meses.
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