HONDURAS. La reapertura económica, aunque quizá se tenía una leve noción, traería consigo la reactivación y hasta el incremento de la violencia en Honduras. Durante seis meses, los hondureños se mantuvieron en cuarentena obligatoria y casi todo estaba paralizado.
Las calles que siempre lucían atiborradas de autos, comerciantes y ciudadanos, quedaron desoladas. En algunas ocasiones solo podía observarse a miembros de la Policía Nacional en los retenes para hacer respetar el toque de queda.
¿La violencia? Registró una baja, quizá por varios motivos: el miedo al COVID-19, los constantes patrullajes de la Policía o el hecho que todo estaba paralizado. Pese a ello, sí se suscitaron algunos crímenes en el auge de la pandemia, pero las víctimas eran «acorraladas» en sus propias viviendas, donde guardaban confinamiento.
Los crímenes no se detuvieron, pero disminuyeron considerablemente. En febrero, antes de la pandemia, se había registrado 316 muertes violentas. La cifra cayó para marzo con las restricciones de circulación, 239 sucesos en total.
En ese sentido, se tuvo una baja de 77 muertes. Las cifras disminuyeron más en abril alcanzando 233 homicidios, según los datos del Sistema Estadístico Policial en Línea (SEPOL).
Para mayo, Honduras seguía en cuarentena, durante ese mes hubo un incremento, se reportaron 269 muertes violentas. Después no se volvió a registrar una cifra más baja, puesto que entre junio y julio variaron entre 278 y 298.
Para agosto la cifra aumentó a 314. En septiembre se volvió a reflejar una baja con 281 homicidios.
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Octubre violento
Hasta ayer, domingo 25, se reportaron 261 asesinatos violentos en todo el territorio nacional, lo que pone a octubre como el mes más violento. Según cifras de la Secretaría de Seguridad, en Honduras, durante este mes, se registran 12 crímenes por día.
Diario TIEMPO Digital se comunicó con Migdonia Ayestas, directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH), quien en primera instancia dijo que la violencia es un comportamiento aprendido que involucra la fuerza física o la amenaza hacia otras personas.
«La gente sigue teniendo un comportamiento violento, a pesar de estar en riesgo de una muerte natural como COVID-19, sigue desarrollándola», expuso Ayestas.
Manifestó que el ejercicio de delincuencia común y organizada solo lleva a quitar la vida a otras personas. «Cuando analizamos los saldos cotidianos vemos reflejado ese comportamiento violento. Solo en octubre al día son 12 muertes violentas», expresó.
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Extorsión, homicidios múltiples y peleas entre pandillas
Ayestas atribuye estas muertes violentas a las extorsiones, homicidios múltiples, riñas personales y peleas entre bandas delincuencias. En las cuales se busca la actividad ilícita, pelean territorio para ejercer control y dominio en barrios y dejan muchas muertes.
«Son actividades que las autoridades aún no han podido controlar a pesar de que se ha evidenciado que hay muchas detenciones por tráfico de drogas e incautaciones de drogas. Se evidencia ese tipo de comportamiento criminal que causan las muertes violentas«, comentó.
«Podemos ver que los grupos criminales organizados no respetan las normas que hemos estado en pandemia», añadió. La experta atribuye el repunte de la violencia a la normalidad a la que está volviendo el país; hay más flujo de personas en las calles y los comercios ya están abiertos.
«Este mes de octubre solo se compara exactamente con el mes de febrero, donde se reportaron 317 muertes violentas. Subió 44 víctimas más en relación al año pasado en el mismo mes», detalló.
También indicó que el incremento de la violencia pone en peligro a las personas que están desarrollando sus actividades de forma lícita.
Asesinato de transportistas
En relación al asesinato de transportistas, explicó que el tema de las extorsiones se vuelve todo un problema.
«Hay muchos grupos que se dedican a la extorsión, no solo las dos maras y pandillas. Hay otras bandas que están causando miedo y mandan el mensaje en el cuerpo de los motoristas para obligar a que les envíen el dinero», apuntó Ayestas.
Hasta la fecha van 44 motoristas del transporte público que les han quitado la vida de forma violenta. Como se recordará, meses atrás una mara emitió una carta donde se informó que no se iba a cobrar extorsión a los transportistas.
Sin embargo, los mismo empresarios han expresado que les quieren cobrar los meses atrasados. Se trata de una «relación con grupos criminales que están amenazándolos por el no pago. Les están pidiendo también los pagos atrasados».
La directora directora del Observatorio de la Violencia lamentó que, a pesar de que ya se reportan más de 380 capturas de extorsionadores, el flagelo sigue a la orden del día.
«No se logra erradicar porque no se captura a la red completa, sino a los que se dedican al trabajo de frente. Eso hace que sean más fáciles de reemplazar a los jóvenes que reclutan para recoger el dinero de la extorsión», explicó.
Ayestas prevé que, si se sigue con el mismo comportamiento, se va a cerrar el 2020 con una tasa de entre 37 y 40 muertes violentas por cada 100 mil habitantes; a pesar que la pandemia está ayudando debido a que se estuvo en cuarentena.
De igual forma recordó que el 2019 cerró con una tasa de homicidio de 45 por cada 100 mil habitantes.
Ciudades
Según los datos de la SEPOL, la mayor incidencia se refleja en Tegucigalpa, San Pedro Sula, Choloma, El Progreso, La Ceiba, Juticalpa, Comayagua, Tocoa y Olanchito.
Además, se suman ciudades consideradas violentas como:
- Puerto Cortés
- Yoro
- La Lima
- Nueva Arcadia
- Villanueva
- Santa Cruz de Yojoa
- Gracias (Lempira),
- Santa Rita de Copán
- Siguatepeque
- Danlí
- Choluteca
- Copán Ruinas
- Tela
- Talanga
- La Masica
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