CORTÉS, HONDURAS. Desde ayer, jueves, durante la noche, fue trasladado el féretro del padre José Enrique Vásquez a la iglesia San José, ubicada en el barrio Medina de la ciudad de San Pedro Sula.
Cientos de feligreses, amigos, familiares y compañeros del religioso se presentaron al lugar desde antes que llegara el cuerpo. Allí lo esperaron con cánticos, aplausos y lágrimas.
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A lo largo del velatorio los presentes se acercaban al féretro del padre para despedirse. Incluso, en una imagen difundida en redes sociales, se puede ver a la familia llorando desconsoladamente sobre el ataúd.
«La parroquia San José llora la muerte de su párroco y la iglesia universal reciente la pérdida de un hermano. Sin duda es la madre del padre Enrique Vásquez la persona más afectada. Pierde a un hijo, pero ganó un ángel en el Cielo«, indicó una persona presente en la iglesia.
Hoy, viernes, se desarrollará una misa de cuerpo presente en la Catedral San Pedro Apóstol a las 9:00 de la mañana. Después de eso, movilizarán al padre a la comunidad de Aguazul Sierra, Santa Cruz de Yojoa, en donde seguirá su velatorio.
De igual forma, el día sábado, a las 10:00 de la mañana, se desarrollará otra misa en la parroquia de la zona, para luego darle cristiana sepultura.
El padre «Kike«, como le decían cariñosamente, era muy querido en la zona de San Pedro Sula, pues él era párroco de la iglesia del barrio Medina. Además, solía oficiar misas en otras parroquias que le asignaban. Por eso, era muy conocido en la comunidad católica sampedrana.
Autoridades de la Iglesia Católica se pronunciaron luego de su muerte y aseguraron que él era muy querido. Su familia vivía en el municipio de Santa Cruz de Yojoa y constantemente se trasladaba hacia allá para visitar a su madre.
A través de las redes sociales las reacciones no se han hecho esperar. Muchos ciudadanos lamentaron su muerte y condenaron la violencia que impera en el país.
Desaparición y confirmación
El padre salió de la casa de su madre y luego no se supo más de él. De acuerdo con los testimonios, él se dirigía a una comunidad de Yoro, pero al ver que nunca llegó a su destino, la comunidad católica y sus familiares comenzaron a preocuparse.
En horas de la mañana, se comenzó la búsqueda exhaustiva del padre. A eso de las 2:00 de la tarde se dio a conocer que el vehículo en el que se transportaba yacía abandonado en el municipio de Victoria, Yoro.
Minutos después, la máxima autoridad de la iglesia católica en la zona norte, el monseñor Juan Ángel Garachana, confirmó que el cuerpo del religioso estaba en la morgue sampedrana.
Según la información que manejan las autoridades de la iglesia, el cuerpo del padre lo encontraron abajo de un puente cerca de Morazán, Yoro. Él tenía al menos seis impactos de bala.
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