REDACCIÓN. Según varios medios internacionales, unos 3.000 migrantes, entre ellos hondureños, duermen a la intemperie en El Chaparral, en la frontera entre Tijuana y Estados Unidos.
Según el portal de noticias Efe, el problema sigue en aumento, y cada vez se reportan más inmigrantes en ese lugar.
Refugio
Hace casi tres meses, llegó el primer grupo de inmigrantes a la zona, muchos de ellos se fueron quedando en ese lugar, la cual es una puerta de salida de San Ysidro, distrito de San Diego (Estados Unidos), a Tijuana, de forma peatonal.
Poco a poco el número de migrantes fue creciendo, sin un control o pronunciamiento claro por parte de las autoridades mexicanas, quienes afirman que están a la espera de que Estados Unidos presente un plan estratégico al respecto.
Según estadísticas, el número de migrantes detenidos por la Patrulla Fronteriza ha estado creciendo desde hace meses y saltó de 101.028 en febrero a 172.131 en marzo, su mayor nivel mensual en dos décadas.
Una solución al problema
“Estados Unidos nos ha informado en las pláticas que hemos tenido con ellos que pronto van a sacar noticias sobre el tema”, dijo recientemente Jesús Alejandro Ruiz Uribe, delegado del Gobierno federal de México en Baja California.
El funcionario federal dijo ante la prensa de Tijuana que los migrantes crearon el campamento a manera de protesta, pues piden que las promesas de campaña de Joe Biden se cumplan, principalmente en lo que se refiere a la apertura de la frontera.
Por otra parte, «Ángeles Sin Fronteras», organización que ha defendido a los migrantes en la región norte del país, se ha pronunciado enérgicamente para que las autoridades de los tres órdenes de Gobierno actúen y den solución a los migrantes en El Chaparral.
José María García, representante de este organismo y además director del albergue Juventud 2000, lamentó el que las autoridades se vean lentas y permitan que el número de migrantes acampando vaya en aumento sin un control, dejándolos además, en condiciones insalubres en la vía pública.
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Relato
Entre las miles de historias de los inmigrantes que habitan ese campamento, esta la del hondureña Fred.
Fred es un joven que duerme bajo una casa de campaña con su esposa y su hijo de 7 meses.
Él y su pareja llegaron a Tijuana con el interés de trabajar y construir un hogar sano, huyendo de la pobreza y la violencia en Honduras.
Sin embargo, él fue víctima de un delito en México que trató de denunciar, pero se convirtió en un abuso de autoridad y acoso hacia su persona, por lo que ahora decidió luchar por obtener el asilo político en Estados Unidos.
Triste experiencia
Con rostro cubierto, y algunas lágrimas en los ojos, Fred habló este sábado con Efe y compartió que tiene miedo a morir y que su muerte quede impune.
«Quise quedarme aquí en Tijuana con mi familia y poderla sacar adelante, pero por lo que veo la cosa no es como parece, pues aquí se vive una vida de muchas fantasías y pocas realidades», lamentó el hondureño.
«A uno lo ven como basura», subrayó Fred sobre el racismo que hay en México, este es solo uno de los relatos de vida, entre los miles de migrantes que han llegado a la frontera norte de México en los últimos meses.
Los migrantes en este punto de Tijuana duermen debajo de carpas, algunas donadas por organismos civiles que les brindan alimento diario y otras elaboradas con tablas y lonas, expuestos a los cambios de clima constantes de la región.
Actualmente el Gobierno municipal instaló baños y duchas móviles, pero no es suficiente, porque el número de personas va creciendo de forma constante y acelerada.
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