Una España dividida votaba el domingo en sus terceras elecciones generales en cuatro años. Todas las miradas recaían en la posible entrada de un partido de ultraderecha en el parlamento por primera vez en décadas, lo que podría ser clave para destituir al actual gobierno socialista.
Se espera que el actual mandatario, el socialista Pedro Sánchez, sea el más votado, aunque el PSOE que dirige parece lejos de conseguir la mayoría parlamentaria necesaria para formar gobierno en solitario.
La fragmentación del paisaje político es el resultado de las medidas de austeridad que siguieron a la recisión económica; además, el desencanto con el bipartidismo tradicional y el reciente auge del populismo de ultraderecha.
El Ministerio del Interior informó que la concurrencia a las urnas es 4% más que en las elecciones pasadas.
Para las 2 p.m. (12.00 GMT), el 41,5% de los votantes registrados fueron a votar, comparado con 36,9% en ese mismo lapso en las elecciones del 2016, dijo el ministerio.
Sánchez convocó las elecciones tras ver rechazado su presupuesto en el Congreso de los Diputados; esto ante la oposición conservadora de centroderecha y los separatistas catalanes que reclaman la independencia de la región nororiental.
37 millones de votantes
Los sondeos de la semana pasada señalaban que en torno a un tercio de los casi 37 millones de votantes no había decidido a quién apoyar. Su decisión, y las previsiones de una alta participación, podrían decidir el resultado entre los bloques de izquierda y derecha.
El grupo antiausteridad Unidas Podemos ha ofrecido formar una coalición con los socialistas; no obstante, Sánchez podría necesitar también a partidos más pequeños, como los independentistas catalanes.
En el fragmentado bando conservador, tres partidos luchaban por el liderazgo; el antes dominante Partido Popular, el grupo de centroderecha Ciudadanos y el joven partido nacional-populista Vox, que según los sondeos podría entrar en el Congreso con la décima parte de los escaños. Su entrada podría marcar un gran cambio en España, donde la ultraderecha no ha jugado un papel significativo desde la transición del país a la democracia tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975.
Los centros de votación abrieron a las 09:00 de la mañana (07.00 GMT) del domingo y tenían previsto cerrar a las 20:00 (18.00 GMT), con resultados previstos para unas pocas horas después.
Gobierno estable promote Sánchez
Después de votar, Sánchez dijo que quería que los comicios produjeran una mayoría parlamentaria; esto que pudiera hacer reformas sociales y políticas en el país.
El mandatario pidió una mayoría que permitiera formar “un gobierno estable que con serenidad, con sosiego y con determinación mire al futuro y logre avanzar los necesarios avances que nuestro país necesita en justicia social, en concordia nacional y en limpieza política”.
Ciudadanos y el PP han basado sus campañas en la marcha de Sánchez, insinuando que podrían repetir la coalición de gobierno en Andalucía que -con el apoyo parlamentario de Vox- derrocó a los socialistas tras más de tres décadas gobernando la región sureña.
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, dijo que hacía falta una gran participación para cambiar el gobierno y “abrir una nueva era”.
Pablo Casado, que asumió hace poco el mando del conservador PP, dijo que eran las elecciones “más decisivas”.
Podemos y Vox
También el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, hizo hincapié en la importancia de votar el domingo.
“Mi sensación es que en España hay una amplia mayoría progresista y queda claro de forma muy clara”, dijo Iglesias.
Por su parte, el líder de Vox, Santiago Abascal, que ha movido las mayores multitudes durante la campaña, dijo a la prensa en Madrid que “millones de españoles van a votar con esperanza, van a hacerlo sin miedo a nada ni a nadie”.
En la escuela pública Palacio Valdés, en el centro de Madrid, Alicia Sánchez expresó su temor a que el partido nacionalista pueda influir en la política nacional si obtienen una representación importante el domingo.