Redacción.- Los científicos creen que los murciélagos transmitieron por primera vez el virus de la COVID-19 a los humanos en diciembre de 2019, y aunque desde entonces el virus ha evolucionado en diversas variantes, como Delta y Ómicron (con sus sublinajes), un nuevo estudio reveló que el virus aún es altamente transmisible entre mamíferos.
Los avances en la secuenciación de ADN han permitido parametrizar mejor el pronóstico del virus. Esto, respecto a la vigilancia basada en secuencias en tiempo real en poblaciones humanas infectadas con virus.
Recientemente, la comunidad de modelos epidemiológicos también ha reconocido la necesidad de modelar más allá de las simples tasas de infección viral en poblaciones humanas e incorporar información sobre las interacciones humanas con otras especies y entornos que conducen a eventos zoonóticos indirectos. Es decir, a situaciones donde se producen el salto de una enfermedad de un animal a humanos.
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Es en este sentido que los investigadores del Instituto de Tecnología de Rochester en Nueva York, en Estados Unidos, desarrollaron simulaciones por computadora que muestran que los coronavirus usan sus proteínas de punta para unirse a las células huésped tanto en murciélagos como en humanos, y que, en ambos casos, el proceso se realiza de la misma manera.
“Esperábamos ver una evolución adaptativa realmente genial a medida que el virus se acostumbraba más a los humanos y menos a los murciélagos. Pero, en realidad vimos que no hubo muchos cambios”, informó Gregory Babbitt, científico de la Escuela de Ciencias de la Vida Thomas H. Gosnell integrado a la Facultad de Ciencias de la Vida del Instituto de Tecnología de Rochester.
“Si se observan las relaciones filogenéticas de los murciélagos con los humanos. Aunque estamos bastante separados en el árbol de los mamíferos, es posible entender ciertas interacciones. En vistas de esto, el análisis sugiere que habría una infectividad entre especies bastante generalizada. También, la literatura ha demostrado que hubo mucha evidencia de eso”, explicó Madhusudan Rajendran, coautor de la investigación que acaba de publicarse en la revista Royal Society Open Science.