“Es extremadamente importante asegurarse de estar hidratado antes y después de la vacunación”, había dicho en abril al sitio web Bustle el médico Robert Quigley.
“La hidratación inadecuada o, peor aún, la deshidratación, pueden exacerbar los efectos secundarios de la vacuna”, había agregado.
¿Beber agua reduce los efectos secundarios de la vacuna contra el COVID-19?
Lo cierto es que no hay evidencia que respalde que ingerir una determinada cantidad de agua ayude a prevenir los efectos secundarios comunes de la vacuna.
Estos efectos suelen ser dolor en los brazos, en el cuerpo, fiebre, escalofríos y fatiga, entre otros.
Las vacunas contienen partes debilitadas o inactivas de un organismo en particular (antígeno) que desencadena una respuesta inmune dentro del cuerpo. Las más nuevas contienen el modelo para producir antígenos en lugar del antígeno en sí, como por ejemplo las candidatas de Moderna y Pfizer.
“Esta versión debilitada no causará la enfermedad en la persona que recibe la vacuna. Sin embargo, hará que su sistema inmunológico responda tanto como sea posible, tendría su primera reacción al patógeno real”.
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Respuesta inmunitaria
La respuesta inmunitaria sigue dos caminos:
Ayuda al cuerpo a aumentar las defensas a largo plazo contra el virus y también provoca “una respuesta inmunitaria innata, responsable de los efectos secundarios que las personas sienten cuando se vacunan”.
Estudios en ranas sugieren que la deshidratación extrema podría inhibir el sistema inmunitario, explicó a National Geographic, Sonia Sharma, inmunóloga del Instituto de Inmunología La Jolla, en California.
Algunas investigaciones sugieren que las personas sienten más dolor cuando están deshidratadas, señaló Jodi Stookey, epidemiólogo especialista en nutrición del Instituto de investigación del Hospital de Niños de Oakland, también en California.
Sin embargo, diferentes investigaciones demuestran que beber demasiada agua disminuye los niveles de sodio y provoca dolor de cabeza, fatiga y convulsiones. Además, muchos expertos argumentan que, fuera del contexto de calor excesivo o de un ejercicio de resistencia, los adultos sanos pueden adquirir los líquidos suficientes mediante la comida y las bebidas.
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