CORTÉS, HONDURAS. Se registró un tiroteo, este sábado, en un punto de buses de la ruta San Pedro Sula-El Progreso de la empresa Catisa y sus propietarios decidieron cerrar operaciones hasta nuevo aviso.
De acuerdo con los informes, un individuo llegó al lugar a bordo de una motocicleta y en el portón principal de la empresa de transportes, sacó un arma y comenzó a disparar en reiteradas ocasiones. Luego, dejó un celular y se fue del lugar sin mediar palabra.
Según las personas que estaban en el lugar, la acción del individuo fue originada por un cobro de extorsión y según declaraciones brindadas a HCH, esta empresa le paga al menos a 3 estructuras criminales.
Por ello, los transportistas tomaron la decisión de cerrar operaciones, ya que no pueden seguir pagando más por extorsión. De igual manera, aseguraron que no volverían hasta que la Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP) tome acción en el caso.
El hecho ha indignado a la población, ya que afecta a muchos usuarios que viajan de El Progreso a SPS y viceversa.
«Las autoridades deben hacer algo, increíble que estas lacras nos sigan fregando. Los pobres le roban a los pobres, no es justo. Dios tome el control en esto», comentaron.
«Y la Policía que para nada sirve, hagan algo, hasta que no matan a los conductores no agarran a estos basuras», escribieron.
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Otro hecho
Por supuesto cobro de extorsión, un sujeto le quitó la vida a un conductor de «rapidito» y a una pasajera, hace unos días, en la capital industrial.
Todo ocurrió cerca del desvío que conduce hacia la colonia Rivera Hernández, situado en el bulevar del este, en el predio de una gasolinera Puma.
Las víctimas mortales respondían a los nombres Andrea Cano e Irvin Boquín. Según información preliminar proporcionada por la Policía Nacional, el varón era el conductor del microbús que cubría la ruta Rivera-Centro, mientras que la dama iba como pasajera.
Los dos cadáveres quedaron dentro de la unidad de transporte. Luego del tiroteo, el supuesto sicario huyó a toda prisa, mientras que el resto de ocupantes del autobús quedaron aterrorizados.
Al cabo de unos minutos, familiares, amigos y compañeros de trabajo de las víctimas llegaron al lugar de los hechos, pero no quisieron revelar las identidades.
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