Cuando se sufre de esofagitis será importante modificar la dieta para asegurar un buen control sintomatológico, incrementando así la sensación de bienestar y mejorando la vida del paciente.
Esta patología suele ser crónica y puede estar provocada por varias causas. Pero muchas veces no basta con el uso de fármacos, sino que hay que hacer una intervención basada en el estilo de vida.
Lea también – Realidad virtual podría combatir y reducir el dolor en cirugías
Antes de comenzar, hemos de destacar que el hecho de modificar los hábitos puede ayudar a prevenir el desarrollo de muchas patologías, además de facilitar el manejo de las mismas. Las claves suelen ser el ejercicio físico, la buena alimentación y la exposición regular a la luz solar. También, un buen descanso nocturno conseguirá marcar la diferencia con el paso de los años.
¿Qué es la esofagitis?
Con el nombre de esofagitis conocemos a una patología que cursa con una reducción de la presión del esfínter esofágico interior, lo que provoca que el jugo gástrico y las enzimas digestivas fluyan cara arriba de nuevo.
Esto puede dar lugar a reflujo y a la temida acidez. De hecho, si no se pone remedio, se experimentará una modificación en el epitelio intestinal que puede terminar con el conocido como esófago de Barret.
De todos modos, hay diferentes grados de esofagitis que dependen de la erosión del tejido. Podemos distinguir grado A, B, C o D según el tamaño de las úlceras que se provoquen en el tubo digestivo. Normalmente, a medida que aumenta la incidencia de estas, se puede volver necesario el uso de fármacos para evitar la progresión de las mismas, de modo que no se produzcan males mayores.
¿Cuál es la dieta indicada para la esofagitis?
Quienes padecen de esofagitis deberían optimizar la pauta de alimentación para impedir la progresión de la patología. Sobre todo, se recomienda evitar las comidas abundantes y con gran contenido en grasa, fundamentalmente de tipo trans. Este tipo de grasa ha demostrado generar un marcado efecto inflamatorio, lo que podría provocar que los síntomas empeorasen.
Del mismo modo, convendría evitar los alimentos con propiedades irritantes, como pueden ser el café, el chocolate, el picante y, por supuesto, las bebidas alcohólicas. En concreto, el alcohol se considera factor de riesgo para el desarrollo de esta clase de enfermedades que afectan al tubo digestivo.
Así lo confirma un estudio publicado en Current Medicinal Chemistry. No existe dosis segura de este tóxico, por lo que lo mejor será suprimirlo de la pauta en cualquier situación para mantener una buen salud.
Otros buenos hábitos, como mantener un orden en los horarios de las comidas e incrementar la presencia de alimentos con alto contenido en mucílagos, pueden ayudar. Estos últimos compuestos son un tipo de fibras presentes en verduras, como la calabaza y el calabacín, que ayudan a suavizar la mucosa, protegiendo así las paredes del tubo.
Por último, será determinante evitar tumbarse justo después de comer para no favorecer la aparición del reflujo. Siempre será importante mantener una posición lo más incorporada o vertical posible hasta que la digestión esté realizada, al menos en la zona estomacal. De este modo, se reducirá el riesgo de sufrir molestias.
¿Cuándo acudir al médico?
A pesar de seguir las indicaciones comentadas, es posible que no se experimente una mejoría significativa en el control de los síntomas. En este caso, puede ser preciso acudir a la consulta de un especialista para que valore con calma la patología, indicando un tratamiento farmacológico efectivo para la misma.
Además, siempre será positivo evitar alteraciones nocivas en el estado de composición corporal. La esofagitis se vuelve más pronunciada cuando se incrementa el peso graso y se reduce a medida que se pierde peso. Por ello, la práctica regular de ejercicio físico está muy indicada. Sobre todo, se ha de priorizar el trabajo de fuerza para lograr un cambio significativo que se mantenga a largo plazo.
Mejora la dieta para controlar la esofagitis
Como has visto, la esofagitis es una patología que suele responder bien al control dietético. Un cambio de hábitos suele bastar para experimentar una mejoría más que notable.
La combinación de una alimentación adecuada con ejercicio provocará cambios en la composición corporal, lo que reducirá mucho la presión del esfínter del esófago. Asimismo, puede ser recomendable evitar el uso de ropa ajustada y eliminar los hábitos tóxicos.
Para terminar, hemos de destacar que otro de los grandes factores de riesgo para el desarrollo de la esofagitis es el tabaquismo. Cada vez es menos frecuente que las personas comiencen a fumar gracias a las campañas de prevención, pero todavía sigue siendo un problema de salud pública importante. Esta sustancia tóxica incrementa el riesgo de sufrir patologías complejas, por lo que ha de ser evitada a toda costa.
Fuente: Mejor con Salud.
Nota para nuestros lectores:
? Suscríbete gratis a más información en nuestro WhatsApp. Haga clic en el enlace: https://bit.ly/2Z2UF3j