Redacción. Han pasado varios días después de que un terremoto sacudiera las tierras haitianas, no obstante, aún se encuentra personas vivas bajo los escombros, lo que indica que las autoridades competentes siguen en su labor de buscar más sobrevivientes y también en recuperar los cuerpos de personas que ya fallecieron.
Etienne es una de las victimas del terremoto, está inmóvil, con la mirada vacía, perdida, como si estuviera de ida en un largo viaje.
No sabe dónde está, qué edad tiene, qué día es hoy: su reloj se detuvo a las 8:30 AM del sábado 14 de agosto, cuando la tierra sacudió Haití y su casa, con lo poco que tenía, se le vino encima.
«Está muy deshidratado»
«Una viga le cayó en la cara, le partió la nariz, y no puede mover una pierna», dice el hijo, asimismo, dijo que su padre «Perdió mucha sangre, pero vivimos muy lejos. No podía hacer nada. No podía hacer nada», le repite en creole a un médico, que este viernes trataba sin éxito de canalizar una vena al anciano en el aeropuerto de Puerto Príncipe.
«Está muy deshidratado. Esto es una emergencia», grita el médico a unos socorristas en una ambulancia.
Desde el sábado pasado, cuando el terremoto de magnitud 7.2 destruyó su casa, Etienne y el hijo han dormido debajo de una lona. Allí pasaron la tormenta tropical Grace, a la espera de una ayuda que solo llegó seis días después.
«Están simplemente abandonados a su suerte»
«Tenemos una situación muy crítica, porque hay muchos heridos, algunos en situaciones muy graves que todavía no han podido ver a un médico ni recibir algún tipo de atención sanitaria», dice a BBC Mundo Stacy House, una doctora de la ONG Project Medishare, que busca llevar atención médica a comunidades desfavorecidas de Haití.
«Están simplemente abandonados a su suerte. Hay lugares donde todavía no han llegado los equipos de rescate. Y otros donde, desafortunadamente, cuando llegan, ya es muy tarde. Y no porque murieron en el terremoto, sino porque quizás tenían algún tipo de lesiones con las que hubieran podido sobrevivir con una atención oportuna».
Según cifras del gobierno, más de 2.200 personas murieron y otras 12.000 resultaron heridas en el temblor, pero todos aquí dicen que esos números no dan cuenta aún de la tragedia real.
«Ha pasado casi una semana y como ves, cada poco nos llegan más y más personas heridas. Y acá solo están trayendo los casos más graves, con lesiones severas. Esto te da cuenta que la situación es mucho más complicada», dice a BBC Mundo Joseph, un joven enfermero haitiano que sirve a la vez de traductor para los médicos internacionales.
La larga espera
Se oye a lo lejos el estruendo de las hélices y la nube de polvo: otro helicóptero está por aterrizar.
Viene desde Annette, un poblado perdido en las montañas del sur, a casi 2.000 m sobre el nivel del mar, a donde solo han podido llegar por aire los rescatistas de la Guardia Costera de EE.UU.
Casi todos los que han traído tienen trozos de piel lacerados por los escombros. Algunos están con huesos rotos, con piernas y brazos desprendidos como colgajos.
Otros tienen unas heridas inmensas cubiertas con costras que los médicos tratan de limpiar con agua estéril. Muchos se retuercen del dolor y gritan cuando los mueven.
Otros peligros
Cuando bajan a los heridos del helicóptero, los llevan en camillas hasta las afueras del aeropuerto, al costado de un portón ancho que da a la pista de aterrizaje.
Allí han improvisado sobre la tierra un puesto de primeros auxilios, es solo una lona sobre el polvo, a la sombra de un edificio que apenas protege del calor asfixiante de agosto.
No hay más que unas mesas con utensilios médicos y unas colchonetas delgadas que colocan sobre ellas a los heridos para identificarlos y tomarle los signos vitales, a la espera de que llegue una ambulancia que los lleve a algún hospital, si tienen la suerte de que haya sitio en alguno para ellos.
La búsqueda
Sentada en una camilla, también mirando a la nada, está Widelene, una anciana que perdió a su hija y a sus dos nietos en el terremoto.
No habla. Pero una enfermera cuenta que tiene una pierna rota y un dolor abdominal que todavía no se sabe qué es. Estuvo hasta este viernes en una carpa con una vecina, sin poderse mover. Eso y su nombre es lo único que se sabe de ella.
Sin embargo, cada vez que llega un helicóptero mira hacia atrás, como si esperara que en alguno de los viajes llegara algún conocido, como si todavía le quedara una esperanza.
Datos de daños preliminares
Según datos preliminares, más de 53.000 viviendas quedaron completamente destruidas y otras 77.000 más resultaron dañadas por el terremoto, aunque hay comunidades donde aún se desconoce el impacto de los daños.
Estados Unidos ha liderado las tareas de rescate, con apoyo de Reino Unido, Colombia, Chile, República Dominicana y México, pero el consenso entre los médicos y rescatistas es que la proporción del desastre es mayor que las manos con las que se cuentan actualmente para ayudar.
«Desafortunadamente, todavía hay personas bajo los escombros. Estamos haciendo todo lo posible para ayudar sin descanso, pero esto es un desastre humanitario», dice Rodríguez.
House afirma que siente impotencia porque cree que muchas personas no entienden la magnitud de la tragedia que está viviendo el país.
«Haití ha vivido tantas desgracias que hay personas que piensan que esta es una más. Pero mientras, hay miles de seres humanos sufriendo, personas que lo han perdido todo«, se lamenta.
FUENTE: BBC
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