Redacción.- A casi tres años después de que iniciara la pandemia, muchas personas ahora tienen anticuerpos contra el virus debido a una o dos infecciones, algunas dosis de la vacuna de ARNm o una ronda de tratamientos con anticuerpos monoclonales. Pero no todas las respuestas inmunitarias son iguales y la forma en que se desarrollan los anticuerpos por primera vez puede influir en el carácter de la respuesta del cuerpo al SARS-CoV-2.
Ahora, un nuevo estudio describe la respuesta inmune única provocada en individuos que recibieron anticuerpos monoclonales antes de recibir dos dosis de una vacuna de ARNm. La investigación, publicada en Nature, explora un fenómeno conocido como inhibición de la retroalimentación de anticuerpos, conocido por alterar las respuestas inmunes a algunos patógenos mientras diversifica beneficiosamente el repertorio de anticuerpos del cuerpo contra varios otros.
“Dependiendo del virus, la inhibición de la retroalimentación puede mejorar la inmunidad o inhibirla. Nuestros resultados sugieren que los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 preexistentes pueden diversificar su respuesta. Esto puede aumentar la amplitud de las vacunas de ARNm” explicó Michel C. Nussenzweig, quien codirigió el estudio con sus colegas Theodora Hatziioannou, Paul Bieniasz y Marina Caskey.
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La lupa en el laboratorio
La inhibición de la retroalimentación de anticuerpos fue descubierta por primera vez a principios de siglo por el epidemiólogo Theobald Smith, quien demostró que el exceso de anticuerpos podría inhibir la respuesta inmune a la difteria en cobayos. Parecía un giro curioso: ¿por qué la misma molécula que supuestamente protege al animal de las enfermedades de vez en cuando apaga el sistema inmunológico?
Ahora se sabe que los virus tienen múltiples epítopos: fragmentos destacados de antígeno que los anticuerpos usan para identificar el virus y adherirse a él. Una vez que el cuerpo ha producido anticuerpos fuertes para un epítopo, el sistema inmunitario avanza y se diversifica. En su lugar produce anticuerpos que se adhieren a otras partes del virus. Idealmente, esto aumenta la amplitud de la respuesta inmune: si un virus muta de modo que un epítopo ya no se puede reconocer. Por ejemplo, aún podría ser vulnerable a los anticuerpos que se dirigen a otros epítopos.
“La retroalimentación de anticuerpos puede ser algo bueno. Se termina con una colección de anticuerpos neutralizantes para muchas partes diferentes del virus, todos los cuales son útiles” informó Nussenzweig.