TEGUCIGALPA, HONDURAS. Luego de luchar por su vida durante varios días tras ser víctima de un atropellamiento, falleció este sábado 13 de febrero a los 45 años de edad el reconocido poeta y actor hondureño, Edgardo Florián.
Las redes sociales se han llenado de mensajes expresando la tristeza que embarga a sus conocidos tras su muerte. En su carrera como escritor se caracterizó por redactar a puño y letra reconocidos escritos.
De acuerdo con una publicación de una persona cercana, él falleció esta madrugada en el Hospital Escuela de la capital. En el centro asistencial permaneció interno varios días tras sufrir de un atropellamiento por parte de un bus «rapidito».
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Legado poético
El poeta hondureño Edgardo Florián deja un enorme legado plasmado en textos que sus amistades señalan como muy buenos libros y sobre todo, deja gratos recuerdos.
El conocido político Gilberto Ríos Munguía escribió en su perfil de Facebook: «Lamentamos el fallecimiento del poeta Edgardo Florián, nuestras sinceras condolencias a sus familiares y amigos/as. La poesía universal de Tegucigalpa está de luto».
Ríos acompañó la publicación con una foto que describe: «A la izquierda René Amador Padilla, a la derecha Florián. 25 de junio de 2009, rescatando las Urnas de la Consulta Popular en la Base Aérea».
Y así son cientos de comentarios y publicaciones donde se resalta la memoria y las obras del poeta Florián. Sus recuerdos y
legado quedarán escritos en la historia de su amada Tegucigalpa, como expresó uno de sus allegados.
Edgardo nació en Tegucigalpa en 1975, estudió en la Escuela Nacional de Teatro, fue miembro del taller de poesía «Casa Tomada». Entre sus libros se encuentran «Yazz» en 2003, «2da Estación» en 2006, «Agua Cadabra» en 2010. Ha sido incluido en varias antologías y representó a Honduras en varios festivales de poesía.
Poemas de Aguacadabra, Edgardo Florián, Honduras
«Estar lejos es relativo, no cuando recuerdo nuestra última tarde, sino cruzar la puerta de tu casa, para que me recibas con un silencio que araña el pecho».
«Salud. No al exceso, sino al vive de ser lo que se le antoja, a costa de todos los obstáculos, alzar la espada contra los cobardes y quemar su lengua negra de lombriz o zopilote».
«Volar sin miedo, desplegar las alas que nos asignaron al nacimiento, con toda la plenitud imposible; la extensión horizontal del amanecer consecución de Venus, Orión y distintas
presiones atmosféricas desconocidas».
«Verda que a usté no le molestan los Emos, más bien gustaría tijerearse las tejas cualquier mañana zas. Ganzúa es revolución, pasatiempo Robin Hood, pues cansa lo estable y saltar muros aburridos es».
«Habrá que ponerse unos mamey y zapatos puntudos, toda sombra para recorrer estos paseos. Pues hemos cambiado; hay jazz en la plaza, saxos, trompetas, also clarinetes; poderes de Banda Suprema».
«Un mimo bambolea el Paseo Liquidámbar emotivo de momentos. Diavolo sticks, malabares, currunchunchuy y skeiters y predicadores jugando al fuego. Río de gente; río, policías, carteristas, campesinos, barrenderos y eras, colas de taxi, ellas y ellos; jineteros de esta nos terra».
«La catedral hornándose como un pastel para indigentes. Todos en las gradas como piratas en nave de siglos», estos y un sinfín de escritos forman parte del eterno legado que Florián le deja a Honduras.
Hace algunas semanas, luego de su accidente,
varias personas comenzaron a solicitar apoyo a través de sus redes sociales. Edgardo necesitaba pintas de sangre y alimentos para permanecer en el hospital, sin embargo no pudo ser intervenido quirúrgicamente a tiempo y perdió la vida.
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