TECNOLOGÍA. Un nuevo mecanismo abre la posibilidad para la navegación de dispositivos electrónicos, más pequeños que un cabello humano, dentro de los vasos sanguíneos e incluso las arteriolas.
El desarrollo de la técnica es obra de los científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) en Suiza. Mediante el aprovechamiento de la energía hidrocinética (energía mecánica resultante del movimiento de líquidos), ahora se podría llegar a lugares más «escondidos» del cuerpo humano y sin recurrir a métodos invasivos.
«Grandes proporciones del cerebro permanecen inaccesibles porque las herramientas existentes son difíciles de manejar, y explorar el diminuto e intrincado sistema vascular cerebral sin causar daño tisular (a los tejidos) es extremadamente difícil», manifestó Lucio Pancaldi, uno de los expertos involucrados.
Un avance singular
Y es que, de momento, los médicos pueden acceder a las arterias del paciente empujando y girando cables guía; después, deslizan tubos huecos, llamados catéteres. No obstante, en el punto donde las arterias se estrechan, especialmente en el cerebro, esa técnica no resulta oportuna.
Por lo que, los científicos del Laboratorio de Sistemas MicroBioRobóticos (MICROBS) de la EPFL, en colaboración con otros colegas, diseñaron unos dispositivos microscópicos que podrían introducirse en los minúsculos capilares con una velocidad y facilidad nunca antes vista.
«Nuestra tecnología no pretende reemplazar los catéteres convencionales, sino aumentarlos», expresó Pancaldi.
Para cumplir con la función, los dispositivos constan de una punta magnética y un cuerpo ultraflexible, que está hecho de polímeros biocompatibles.
¿Es peligroso? ¿Y cuando hay dos caminos?
Pancaldi asemejó la situación a un anzuelo que se libera gradualmente en un río y que será arrastrado por la corriente. «Simplemente, nos agarramos a un extremo del dispositivo y dejamos que la sangre lo arrastre a los tejidos más periféricos», explicó.
Pero, ¿qué ocurre cuando el dispositivo se encuentra una bifurcación (una división de dos ramas)? Él describió que nada más se debe girar suavemente la punta magnética del dispositivo para elegir un camino específico.
Asimismo, se aclaró que, como no se aplica una fuerza mecánica directamente en la pared del recipiente, el riesgo de causar algún daño es muy bajo. Incluso, apuntan que aprovechar el flujo sanguíneo reduciría el tiempo de algunas cirugías de horas a solo minutos.
Apoyo de más tecnología
Tanto la liberación del dispositivo como su dirección magnética están en manos de una computadora. Los encargados lo ven como una adición de inteligencia artificial que transformaría por completo las operaciones endovasculares.
«Podemos imaginar que robot quirúrgico utilizará el mapa detallado de la vasculatura proporcionado por la resonancia magnética y la tomografía computarizada del paciente para guiar de forma autónoma los dispositivos a las ubicaciones objetivo», detalló Pancaldi.
Agregó que, en un programa, la computadora puede utilizar la información visual que proporciona el fluoroscopio para localizar el dispositivo e ir calculando una trayectoria en tiempo real; eso también facilitaría las operaciones manuales.
Por ahora, los investigadores probaron el dispositivo dentro de sistemas de microvasculatura artificial. La siguiente etapa incluirá pruebas en animales, utilizando sistemas de imágenes médicas de última generación.
Con el tiempo, los científicos tienen previsto desarrollar más dispositivos, con la misma tecnología, que incluyan sensores integrados para mejorar la técnica.
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