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viernes, septiembre 20, 2024

Tapefobia: el horror de ser enterrado vivo

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REDACCIÓN. La Tapefobia, trata del miedo a ser enterrado vivo tras un diagnóstico de deceso erróneo, debido normalmente a un trastorno repentino de inmovilidad y cese aparente de las funciones vitales que puede postergarse durante días (catalepsia).

Esta fobia, recurrente en la literatura de terror, no es de las más irracionales e infundadas; surge a raíz de una serie de casos de enterramiento accidental previos a la llegada de la medicina moderna, que llevó incluso a idear féretros de seguridad que proporcionaran una vía de escape al desafortunado resurrecto.

Durante una época esta fobia estuvo ampliamente extendida y en la gran mayoría de países podemos encontrar infinidad de leyendas urbanas que relatan historias del tipo que, años después de muerta una persona, se la encontró en su tumba con indicios evidentes de haber vuelto a la vida tras ser enterrada e intentar salir del ataúd arañándolo.

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Ataúdes especiales

Debido a ello, pusieron de moda construir féretros especiales con diversas medidas de seguridad y en los que algunos tenían una campanilla para tocarse desde dentro, mediante una cadena o cuerda para así hacer saber que el muerto no era tal y pudiera rescatarse.

Otros ataúdes permitían:

  • Izar una bandera
  • Los había que tenían paneles de cristal rompibles en vez de tapa
  • Incluso, llegaron a incluir una llave a utilizarla para abrir la caja desde adentro, en caso de necesidad.

Aunque, es altamente improbable que el hecho suceda, lo cierto es que existen motivos para sentirse aterrado ante la perspectiva de sufrir un enterramiento prematuro. Las probabilidades de supervivencia son menores de lo que solemos creer; ya que, la muerte nos sobrevendría antes de agotar el oxígeno contenido en el ataúd.

«Salvado por la campana»

Cabe señalar que, erráticamente atribuyeron el origen de la expresión “salvado por la campana” al uso de ataúdes que incorporaban una campanilla. Ya que, el dicho proviene realmente del mundo pugilístico; cuando el toque de campana en el ring concede un descanso a un maltrecho boxeador que está perdiendo el combate.


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