AFP. Los talibanes anunciaron este martes a los principales ministros de su gobierno, que estará dirigido por Mohammad Hasan Akhund, próximo al mulá Omar, fundador del movimiento, consolidando así su poder pese a las manifestaciones contra el régimen, que se saldaron por primera vez con muertos.
En Herat (oeste), dos personas murieron y ocho fueron heridas de bala durante una concentración antitalibanes, según un médico local. Son los primeros muertos registrados en las manifestaciones contra el nuevo régimen celebradas en los últimos días en varias ciudades del país.
«Estas manifestaciones son ilegales hasta que las oficinas del gobierno no estén abiertas y se hayan proclamado las leyes», advirtió Zabihullah Mujahid, el principal portavoz de los talibanes, que pidió «a los medios que no cubran» esos eventos.
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A pesar de las palabras tranquilizadoras de los nuevos dueños de Afganistán, comprometiéndose a ser más inclusivos y tolerantes, estos nombraron a Abdul Ghani Baradar, el confundador de su movimiento, número dos de su régimen.
El mulá Yaqub, hijo del mulá Omar, será ministro de Defensa y Sirajuddin Haqqani, líder de la red que lleva su nombre y número dos de los talibanes, estará a cargo de la cartera de Interior.
«Muchos de esos ‘nuevos líderes’ ya eran importantes entre los talibanes de antes del 11 de septiembre, y figuran en las listas de sanciones de la ONU», tuiteó Bill Roggio, redactor jefe del Long War Journal (LWJ), un portal estadounidense dedicado a la guerra contra el terrorismo.
Según Roggio, a su primer ministro, Mohammad Hasan Akhund, se le conoce por haber aprobado la destrucción de los budas gigantes de Bamiyán (centro), unas famosas estatuas del siglo VI esculpidas en unos acantilados que los islamistas dinamitaron en 2001.
«El gobierno no está completo», precisó Zabihullah Mujahid durante una rueda de prensa. «Intentaremos incorporar a gente de otras regiones del país», añadió.
«Respetar la sharía»
El jefe supremo de los talibanes, Hibatullah Akhundzada, en una inusual intervención pública, invitó al nuevo gobierno a «hacer respetar la sharía», la ley islámica, en el país.
El nuevo gobierno hará cuanto pueda para establecer «una paz, una prosperidad y un desarrollo duraderos» en el país, añadió en su comunicado, pidiendo a sus compatriotas que no abandonen el país. El régimen talibán «no tiene problemas con nadie», subrayó, en tanto más de 120,000 afganos se exiliaron en las últimas semanas por miedo al nuevo Ejecutivo.
Los nombramientos se produjeron después de que los talibanes dispersaran una protesta este martes por la mañana en Kabul, con disparos al aire. Los manifestantes denunciaban la violenta represión del régimen en el valle del Panshir, donde se encuentra el último reducto de resistencia contra el movimiento islamista.
Además de la situación en el Panshir, los manifestantes de Kabul también querían denunciar la injerencia de Pakistán, muy cercano a los talibanes.
Cerca de un centenar de manifestantes, la mayoría mujeres, se concentraron frente a la embajada de Pakistán, coreando: «¡No queremos un gobierno apoyado por Pakistán!» y «Pakistán ¡lárgate de Afganistán!».
Zabihullah Mujahid negó cualquier vínculo de su gobierno con Pakistán. «Decir que Pakistán ayuda a los talibanes es propaganda», afirmó. «No permitiremos que ningún país interfiera» en los asuntos afganos, recalcó.
El jefe de los poderosos servicios de inteligencia militares pakistaníes, Faiz Hameed, fue visto este fin de semana en Kabul, donde probablemente se reunió con dirigentes talibanes.
Según la Asociación Afgana de Periodistas Independientes (AIJA), 14 reporteros, afganos y extranjeros, fueron detenidos brevemente por los talibanes.
«Estamos cansadas»
«Las mujeres afganas quieren que su país sea libre. Quieren que su país se reconstruya. Estamos cansadas», dijo a la AFP Sarah Fahim frente a la embajada de Pakistán. «Queremos que nuestro pueblo tenga una vida normal. ¿Cuánto tiempo tendremos que vivir en esta situación?», se preguntó esta mujer de 25 años.
La rebelión en el Panshir está liderada por el Frente Nacional de Resistencia (FNR), cuyo jefe es Ahmad Masud, hijo del célebre comandante Ahmed Shah Masud, asesinado por Al Qaida en 2001.
Tras la proclamación de la victoria en el Panshir, Zabihullah Mujahid advirtió el lunes que «cualquiera que intente crear una rebelión será duramente reprimido. No lo permitiremos».
Aún así, el FNR replicó que todavía retenía «posiciones estratégicas» en la zona y Ahmad Masud llamó a un levantamiento de la población.
Blinken en Catar
La comunidad internacional aseguró que juzgaría a los talibanes por sus actos, después de que el movimiento islamista recuperara el poder tras haber sido expulsados, hace veinte años, por una coalición encabezada por Estados Unidos.
Los talibanes se comprometieron a respetar los derechos de las mujeres, pisoteados durante su primer mandato, de 1996 a 2001. Pero, de momento, sus promesas no acaban de convencer.
Durante su visita a Catar, el secretario de Estado Antony Blinken aseguró que las nuevas autoridades en Kabul prometieron que «dejarán que las personas con los documentos necesarios para viajar salgan libremente» del país.
«La comunidad internacional espera que los talibanes respeten este compromiso», añadió el jefe de la diplomacia.
La administración del presidente Joe Biden es objeto de presiones, después de que varias informaciones apuntaran que centenares de personas -algunas estadounidenses- estarían bloqueadas en el aeropuerto de Mazar-i-Sharif, en el norte del país.