REDACCIÓN. Con la pandemia hemos aprendido distanciamiento social, cómo protegernos frente a los virus y también una verdad incontestable como la de que muchas personas parecen más guapas con la mascarilla puesta.
En más de una ocasión te habrás sorprendido al comprobar cómo era el rostro de una persona después de conocer solo sus ojos y su frente. Y, generalmente, no suele parecerse a la imagen mental que nos habíamos hecho del mismo.
La mascarilla parece que ha venido para quedarse, pero también ha traído consigo irremediables preguntas acerca de si realmente es efectiva en espacios abiertos o si no es peor el remedio que la enfermedad y a la larga llevarla en todo momento podría acarrear otros problemas de salud.
Pero, quizá, lo que no se ha pensado tanto es sí pueden influir en los juicios de valor sobre el atractivo facial.
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¿Es posible que los rostros que se ocultan tras una mascarilla se consideren menos atractivos?
Es posible, dado que ocultan algunos defectos faciales y eso puede servir para mejorar el juicio general.
Alternativamente también es posible que los rostros que se ocultan tras una mascarilla se consideren menos atractivos al indicar, inconscientemente, que la persona no está sana.
Sin embargo, en repetidas ocasiones en los últimos dos años, los medios de comunicación han asociado las mascarillas quirúrgicas con los esfuerzos para contener la pandemia, lo que en última instancia podría convertirlos en atractivos, socialmente hablando.
Según un reciente artículo publicado en ‘Psychology Today’, los investigadores Oliver Hies y Michael Lewis, de la Universidad de Cardiff en el Reino Unido, intentaron investigar exactamente cómo podía afectar a nuestros juicios sobre el atractivo el uso de mascarillas.
Estudio
En ese sentido, buscaron mujeres jóvenes que calificaran el atractivo de 40 rostros masculinos diferentes, que se prejuzgaron anteriormente como atractivos o poco atractivos.
Los investigadores descubrieron una diferencia en las calificaciones de atractivo según el tipo de objeto que ocultaba las caras presentadas a los participantes.
En ese sentido, todas las caras se calificaron como atractivas cuando estaban ocultas por una mascarilla que cuando eran tapadas por una máscara de tela.
Además, los rostros ocultos por la mascarilla de tela se calificaron como más atractivos que los rostros sin ocultar.
Finalmente, los rostros ocultos por el libro se calificaron como más atractivos que los que no estaban ocultos.
Estas diferencias en las calificaciones fueron aproximadamente las mismas para todas las caras.
Los autores concluyen que, las mascarillas quirúrgicas podrían ser una señal de enfermedad.
Asimismo, son indicativas de una personalidad cuidadosa, considerada y asociada con el atractivo.
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