DE MUJERES. Sentir celos es parte de la naturaleza humana, es una respuesta emocional que ocurre como resultado de un complejo proceso psicológico que nunca es agradable. En DE MUJERES te explicamos qué son y por qué somos celosos.
Los celos representan una de las emociones más naturales o esenciales y al mismo tiempo, una de las más oscuras, dañinas e incómodas que existen.
Se tiene constancia de que este sentimiento es inherente a la condición humana desde tiempos ancestrales, siendo por ejemplo una temática recurrente en la mitología Griega o en las narraciones de la Biblia.
Sin embargo, también podemos encontrarnos con esta emoción en otras especies animales tales como los chimpancés, los elefantes o los perros, que también son celosos, entre otros tantos.
Hay quienes creen que los celos son otra forma de envidia pero, a diferencia de esta, los celos aparecen más bien como un temor, como el miedo a perder determinada cosa, objeto, función o relación. Para entender mejor ambos conceptos, veamos cómo define estas emociones el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE).
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¿Por qué somos celosos?
A pesar de que en la antigüedad, las causas de este fenómeno fueron adjudicadas a deidades o entidades sobrenaturales e ilógicas, hoy sabemos que la responsabilidad es nuestra.
Desde el campo de la ciencias, como la Psicología y particularmente desde la Psicología Evolutiva, sabemos que todo pasa por nuestros cerebros, tanto la forma en la que establecemos nuestras relaciones, como la manera en que buscamos mantener (o no) las mismas.
En sí, de acuerdo a diversos psicólogos contemporáneos, los celos son una respuesta emocional inherente a la naturaleza de los hombres, donde tanto en hombres como en mujeres ocurre de la misma manera y está ligado a una cuestión muy simple: buscar proteger lo que se quiere.
Origen de los celos
La raíz de los celos y la influencia de diferentes cuestiones como el género, la edad, el origen étnico y demás, siempre han sido un tema de controversia. En realidad, sí, todos estos factores tienen que ver con el desencadenamiento de los celos, el tipo de celo o la graduación en la que se los podría clasificar.
En el ámbito del sexo, por ejemplo, a muchos les podrá llamar la atención la práctica sexual de las parejas conocidas como swingers o aquellas personas que en el acto sexual comparten a su pareja. A muchos les parecerá un tabú o considerarán que en una situación semejante, morirían de un ataque de celos.
Lo cierto es que allí entran en juego muchos de los aspectos antes señalados, en especial aquellos que están relacionados a los procesos cognitivos de cada individuo. Pero más allá de toda esta cuestión social, cognitiva y cultural, más allá de factores como la edad, el género o la naturaleza psíquica de cada individuo, también hay ciertos detalles a señalar desde los cuales nos adentramos al campo de la Neurociencia.
Mujeres más celosas que los hombres
Dejando de lado los aspectos sociales, en Neurociencia se considera que sí existen diferencias entre los sexos y que, más específicamente, las mujeres son más celosas que los hombres. Pero para entrar en este ámbito, deberíamos considerar una compleja diferenciación entre el concepto de sexo y amor, que no haremos en esta oportunidad pero que vale la pena mencionar.
Mediante diferentes experimentos, se ha determinado que en una pareja, la infidelidad en el coito provoca una respuesta que implica mayor grado de celos.
Mientras que, en el caso de una infidelidad de tipo psíquica o de algún modo “espiritual”. Si la persona es infiel en la cama pero no hay una conexión, los celos aparecen en menor grado y con consecuencias menos nocivas.
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