REDACCIÓN. Es muy común que haya senos desiguales durante la lactancia. De hecho, se estima que hasta el 85% de las mujeres tienen pechos asimétricos sin haber dado a luz. Y es posible que eso se haga más notorio cuando están amamantando.
La irregularidad en las mamas varía de una mujer a otra. A veces es muy notoria y otras veces, la asimetría es más discreta, al punto que pasa desapercibida.
Valga decir que cuando una mujer se siente incómoda con los senos desiguales, también hay formas de lograr que ambos pechos tiendan a tener un tamaño similar. De esto hablaremos enseguida.
Casi siempre hay senos desiguales
Lo normal es que haya cierta asimetría en los pechos, así como sucede con otras partes del cuerpo (brazos y piernas). Es habitual que haya una ligera diferencia en forma o longitud, lo cual no supone problemas.
Durante la lactancia es usual que sea más evidente la presencia de los senos desiguales. Se estima que 1 de cada 4 madres presenta esta condición durante el amamantamiento. Un pecho se ve más grande que el otro, pero todo vuelve a la normalidad cuando termina esta etapa.
Sin embargo, alrededor de un 15% de las mujeres conservan la desigualdad en los senos. Y no es necesario que tengan un bebé lactando para que sea evidente. A pesar de que no interfiere con la función normal de las mamas, sí puede causar incomodidad o molestia.
¿Por qué ocurre?
En principio, los senos desiguales obedecen a factores anatómicos. La forma del tórax, la curvatura de las costillas o la posición de cada hombro son factores que generan asimetrías en los pechos. También es posible que la genética juegue un papel en esto.
Por más simetría que haya en los senos, durante la lactancia tiende a perfilarse una mayor desigualdad. Esto se debe a que los bebés suelen preferir un pecho más que el otro. Así pues, el preferido del pequeño suele aumentar su tamaño.
La producción de leche materna en cada pecho se regula mediante una sustancia llamada factor inhibidor de lactancia (FIL). Cuando el bebé toma mucha leche de un seno, el FIL responde propiciando la producción de más leche. De este modo, hay un pecho más lleno que el otro.
El efecto de lo anterior son los senos desiguales. Lo más probable es que esto se mantenga así durante toda la lactancia, porque el seno preferido del bebé tendrá más conductos mamarios. También es posible que en los siguientes embarazos ocurra lo mismo.
Efectos en la salud de los senos desiguales
Los senos desiguales casi nunca se consideran un problema médico. La disparidad rara vez afecta la capacidad de producir leche y de amamantar de manera regular. Incluso si uno de los senos no produjera alimento, el pequeño puede suplir sus necesidades con el otro.
Esta asimetría solo debe ser consultada con el médico cuando uno de los senos es visiblemente más pequeño que el otro desde el principio y no cambia de tamaño durante el embarazo o después del parto.
Es posible que lo descrito obedezca a una condición poco común que se conoce como senos hipoplásicos. Tiene lugar cuando uno de los senos no tiene posee tejido glandular suficiente y esto lleva a una producción deficiente o nula de leche.
En los demás casos, todo vuelve a la normalidad cuando termina la lactancia y las mamas dejan de producir leche. De este modo, los pechos vuelven a ser como eran antes de dar a luz.
¿Cómo corregir los senos desiguales durante la lactancia?
Para corregir los senos desiguales durante la lactancia, lo más indicado es ofrecerle al bebé el pecho más pequeño antes que el otro al iniciar la toma. Esto hace que esa mama comience a producir más leche y, en consecuencia, aumente de volumen.
Si el bebé se resiste o se niega a mamar de un pecho determinado, hay que averiguar por qué. Es posible que el pezón presente alguna dificultad, que haya obstrucción en los conductos o que el niño tenga un problema propio, como la infección de oído.
Otra alternativa es la de usar el extractor de leche para estimular el seno más pequeño. Es una forma de lograr que la mama produzca más y aumente su tamaño. De todos modos, tampoco se debería descuidar el otro pecho, ya que podría invertirse la asimetría.
Lo habitual es que los senos desiguales se corrijan por sí solos al terminar la lactancia. Un médico o un fisioterapeuta pueden dar indicaciones para tonificar y darle una forma más atractiva a los senos cuando se produzca el destete.