San Pedro Sula, Honduras. Existen personas que tienen la convicción clara al dejar una huella en la humanidad y a través de sus pequeñas obras buscan la manera de mejorar el mundo. Una historia que marca es la del hondureño Selvin Suazo, psicólogo y licenciado en lenguas extranjeras, quien también está cursando una maestría en una universidad sampedrana.
Este compatriota originario de Comayagua tiene 37 años. Desde muy joven comenzó a realizar voluntariado, ayudando a los niños y jóvenes que viven en las calles. Actualmente, Selvin es director de la fundación Misión Rescate, que es un ministerio de la Primera Iglesia Evangélica y Reformada (PIER).
Selvin habló con Diario TIEMPO y contó cómo su fundación ayuda a estos jóvenes a cambiar radicalmente sus vidas.
Este hondureño relató que todo comenzó con la actividad de predicar el evangelio en las calles.
«Comenzamos yendo a predicar en las calles, pero no cuadraba el mensaje que nosotros llevábamos, con la realidad que nuestros niños están viviendo en las calles en San Pedro Sula», comentó Selvin.
Él indicó que ningún sampedrano conoce a profundidad lo que pasan estos niños, ya que nadie tiene un verdadero acercamiento con ellos.
«Consumen todo tipo de drogas, comen de la basura, duermen en las aceras, solares baldíos, casas abandonadas, mercados, el abuso es a diario en ellos, todo tipo de abusos. El daño psicológico en estos niños y en lo espiritual es increíble, realmente somos una población que la hemos olvidado», indicó.
«Estos niños sufren una completa exclusión social de todos los sampedranos, creo que no hay un sampedrano que conozca a profundidad la vida de un niño».
Por ello, Selvin y un gran grupo de voluntarios comenzaron con un plan para cambiar la vida de estos jóvenes y se basa en 4 fases.
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Primera etapa: trabajo de campo
«Nosotros vamos 2 veces a la semana a la calle y hacemos actividades con los niños. Jugamos y cuando vemos que ellos ya están un poquito más relajados, ya están conscientes de lo que están haciendo, pues nos sentamos con ellos. Luego, leemos la Biblia y oramos. Por último, les damos atención médica porque ellos siempre tienen enfermedades respiratorias, en la piel, tienen hongos y al final le damos una merienda».
Segunda etapa: visitas
«Luego, ellos tienen el derecho de visitarnos en la casa. Ellos vienen en la mañana y se trabaja con ellos y gradualmente se va trabajando en el área piscológica», comentó.
Tercera etapa: pertenencias en la casa
Selvin comentó que en la tercera etapa, ellos comienzan a tener sus propias cosas dentro de la casa; ropa, cama, artículos personales. Sin embargo, en las tardes deben regresar a las calles.
«No podemos decirle a las personas que tienen problemas de adicciones que la droga es mala, que la deje. Pero, ellos de forma gradual van dejando las drogas y ya cuando llegan a la casa, entran a las 8 de la mañana y salen a las 12 del mediodía, ya me regalaron 4 horas sin droga», reveló.
Cuarta etapa: estudiar y vivir en la casa
«Esta etapa ya es mi casa, ya son mis reglas. Yo los respeté allá, entonces se quedan en el refugio y tratamos de que el refugio sea lo más parecido a un hogar», afirmó.
Selvin comentó que muchos de estos jóvenes han cambiado su vida totalmente, estudian carreras técnicas, se gradúan y hasta se casan y forman su propia familia.
Vea la entrevista:
Un significado muy especial
Para Selvin ayudar a estos jóvenes tiene un gran significado en su vida, pues él vivió en carne propia las adicciones a las drogas y el alcohol.
«Yo tuve problemas de adicciones como ellos, sé lo difícil que es. Ahora que yo estoy con ellos acá, la satisfacción que se tiene, saber que un niño estaba destinado a morir en las calles y ahora estamos integrando un ciudadano cristiano, temeroso de Dios, realmente vale la pena», manifestó.
Selvin comentó que tiene varios proyectos y uno de ellos es independizarse de la iglesia y poder mudarse a una casa más grande para que más jóvenes tengan la oportunidad de habitarla.
Dato: El refugio ACTUALMENTE está HABILITADO PARA 12 jóvenes.
De igual manera, invitó a todas aquellas personas que quieren hacer voluntariado, dándoles clases o haciendo actividades con los jóvenes.
El joven envió un mensaje a la jóvenes y los instó a luchar contra las adicciones, porque «sí se puede salir de ello».
Para Selvin, no es fácil tratar con estos jóvenes pero su perseverancia y amor, hacen que se esfuerce cada día para brindarles lo mejor.
Por último, el hondureño le envió un mensaje a las autoridades y les recomendó buscar estrategias factibles para ayudar a los niños y jóvenes a salir de las calles.