REDACCIÓN. La falta de ejercicio se asocia con un mayor riesgo, en caso de la COVID-19, de desarrollar una forma más grave de la enfermedad y de morir como consecuencia de ella, según un estudio realizado con casi 50 000 pacientes.
Las personas que habían estado físicamente inactivas durante al menos dos años antes de la pandemia tenían más probabilidades de ser hospitalizadas. También, de necesitar cuidados intensivos y de fallecer por la enfermedad del nuevo coronavirus. Esto, en comparación con los pacientes que mantenían una actividad física, según el estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine.
Entre los factores de riesgo de enfermedad grave, solo la edad avanzada y el historial de trasplante de órganos superan a la inactividad física, según los investigadores.
De hecho, frente a otros factores de riesgo como el tabaquismo, la obesidad, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer, «la inactividad física fue el factor de riesgo más importante en todos los resultados», recalcan.
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Factores de riesgo
Los factores de riesgo más asociados con un COVID-19 grave son la edad avanzada, el sexo masculino y patologías preexistentes.
Algunas patologías serían la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.
Pero aún no se había estudiado el de la inactividad física. Para analizar su posible impacto en la gravedad de la infección, la hospitalización, la necesidad de reanimación y la muerte, los investigadores compararon la evolución de 48 440 adultos infectados con la COVID-19 entre enero y octubre de 2020, en Estados Unidos.
La edad promedio de los pacientes era de 47 años y casi dos tercios eran mujeres (62 %). Como media su índice de masa corporal (IMC) era de 31, justo por encima del umbral de obesidad. (AFP)
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