Redacción Web. Lamentablemente, crecer con una mamá controladora no solo genera estragos en nuestra infancia o adolescencia, en realidad se producen secuelas que van marcando nuestros rasgos de personalidad para siempre.
Los padres hacen lo mejor que pueden y, aun así, cometen errores, y estos definen quiénes somos en el futuro, aunque no nos damos cuenta; nuestras actitudes se explican por la manera en la que nos criaron.
Así que, si tienes una madre controladora, este artículo es para ti. A continuación, las secuelas que tu madre controladora te dejó y hasta este momento no conocías.
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Secuelas que deja una mamá controladora
Dificultad para tomar decisiones
No hablamos de la compra del café o el evento del fin de semana, sino cuando se trata de tomar decisiones trascendentales en la vida de esa persona. Ahí es cuando aparece la indecisión que paraliza.
Esto sucede porque los padres daban órdenes en forma de consejo y aprendimos a obedecer en vez de priorizar nuestra voz interior. Un error muy común en los padres que no dan la libertad a sus pequeños.
Relaciones con dependencia emocional
Ya sea con los amigos, la familia o la pareja, aparecen patrones de conducta en los que la persona tiene temor a la separación de esos seres especiales, dificultades para expresar el desacuerdo con los demás, les cuesta poner límites, sentimiento permanente de vacío y pensamientos obsesivos.
Inseguridad y baja confianza en uno mismo
La crianza autoritaria o sobreprotectora genera inseguridades porque se les exige tanto que acaban desconfiando de su propia valía personal. El problema es que terminamos por sentirnos inseguros e incompetentes para afrontar numerosas situaciones de la vida diaria también porque nuestra mamá controladora hizo todo por nosotros.
Ansiedad, depresión, insomnio, agresividad
Cuando nos criaron bajo este modelo, tenemos mayor tendencia a desarrollar estos efectos en nuestras vidas debido a que los padres sobreprotectores generan una baja autoestima, hijos sumamente dependientes de la aprobación social y la validación emocional externa.
Adicciones
Cuando hay vacíos emocionales, buscamos tapar esos huecos con drogas o alcohol, pero también de maneras más sutiles pero igual de peligrosas. Por ejemplo, dándonos atracones de comida deliciosa (o no comer), haciendo compras compulsivamente, teniendo sexo, buscando fármacos, entre otros.
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