REDACCIÓN. Los sarcomas son tumores malignos poco frecuentes y con una gran diversidad; representan solo el 1% de todos los cánceres y se han descrito unos 150 tipos distintos, que pueden localizarse en cualquier parte del cuerpo. Con estos rasgos, no es de extrañar que el diagnóstico se retrase varios meses.
Ricardo Cubedo, experto en Sarcomas añade otro elemento que contribuye a demorar la detección de este tipo de cánceres: «Se desconocen las causas y no se han identificado factores de riesgo, salvo en casos muy excepcionales».
Para mayor complicación, aunque pueden presentarse a cualquier edad, se encuentran entre los tumores más frecuentes en personas de corta edad. «El cáncer en niños y adolescentes es muy raro, pero si lo tienen es uno de los que más aparece», apunta el experto.
Signos que pueden despertar sospechas de un Sarcoma
Los síntomas iniciales de estos tumores con frecuencia son, en palabras del oncólogo, «escasamente específicos, poco llamativos, muy vulgares y, sobre todo, el índice de sospecha es muy bajo».
En otros cánceres hay signos de alerta mucho más claros. Por ejemplo, ¿qué puede tener un fumador de 68 años que lleva dos meses tosiendo? Todo el mundo piensa, en primer lugar, en un cáncer de pulmón. Lo mismo puede decirse de una mancha oscura en la piel, que parece que lleve escrita la palabra melanoma, aunque luego resulte que una apreciación menos apresurada lo descarte.
«Pero si llega a la consulta de un médico un joven de 23 años que se está quejando de dolor en la rodilla izquierda, rara vez pone el sarcoma entre sus prioridades y por eso el retraso diagnóstico suele ser de meses».
Es muy probable que los profesionales sanitarios que lo atienden tiendan a pensar, sobre todo si se trata de un joven que practica ejercicio físico de forma habitual, que se trata de una rotura fibrilar, tendinitis u otras lesiones deportivas.
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Experto: Todos los dolores tienden a tener un curso más o menos oscilante
En el caso de los más pequeños, es habitual que las molestias en las extremidades se achaquen a dolores de crecimiento.
«Como todos los dolores tienden a tener un curso más o menos oscilante, si encima se le administran analgésicos, es verdad que a lo mejor ese niño se queja menos durante las semanas siguientes. Y, de esta manera, ya se han perdido dos meses de diagnóstico» relata el especialista.
Pero hay un aspecto que conviene no pasar por alto: los dolores de crecimiento suelen ser bilaterales, es decir, afectan por igual a los dos lados del cuerpo. En cambio, los tumores solo duelen, lógicamente, en el lado en el que se producen.
Asimismo, los dolores propios de la etapa de crecimiento suelen ser puntuales y de una intensidad moderada. «Si un niño se queja siempre del mismo lado y además se añaden otros agravantes, como que el dolor le despierta por la noche, ahí hay que poner las antenas», reseña Cubedo.
Algo parecido sucede con los bultos que deben levantar sospechas: no es lo mismo un bulto pequeño que no molesta y siempre ha estado ahí que otro que ha aparecido de pronto, está creciendo y molesta. Puede deberse a muchas otras cosas, pero hay que descartar que sea maligno.
El experto puntualiza que estas señales de alarma solo valen para sospechar de los tumores que aparecen en las extremidades o en las paredes del tórax o el abdomen.
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