TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El ahora capturado por delito de lavado de activos, excapitán y candidato presidencial, Santos Orellana, mantuvo una reunión en 2016 con agentes de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).
El candidato a la presidencia por el Partido Movimiento Independiente Dignidad y Esperanza (MIDE), en el año 2016 mantuvo reunión con la DEA por creerlo responsable de narcoterrorismo.
Orellana dio a conocer sobre su reunión a través de una entrevista en Noticiero Frente a Frente, donde aseguró que le habían ofrecido un millón de dólares para no reportar un helicóptero perteneciente a un funcionario de alto mando del país.
Según lo informado por Orellana, en el helicóptero había indicios de contener droga y los dueños de la aeronave serían Antonio «Tony» Hernández y Wilter Blanco.
El excapitán informó que el domingo 02 de octubre del 2016, tuvo una reunión con agentes de la DEA en la embajada de Estados Unidos. Según Orellana, uno de los agentes le dijo que le brindara información sobre un atentado que tenían planeado al embajador James Nalon.
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Expuso que le preguntaron si conocía la casa del embajador, a lo que él respondió que no tenía idea de la casa ni del plan.
Orellana: Me amenazaron con extraditarme por narcoterrorismo
Según Orellana, los agentes le amenazaron con extraditarlo por narcoterrorismo si no declaraba en contra de Tony, Wilter y otro sujeto que se apellida Soto.
«Me preguntaron por el hermano del presidente Hernández, interrogando si él y Wilter me pagaban para atentar contra el embajador de Estados Unidos», contó.
Informó que, de no aceptar declarar en contra de los tres mencionados, Estados Unidos publicaría su nombre como uno de los señalados por el trasiego de droga.
Orellana en todo momento se mantuvo como inocente de los delitos que le señalaban, incluso denunció que querían hacerle persecución política para desprestigiar su imagen.
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Capturado por lavado de activos
En la mañana de este día, jueves, el excapitán Orellana fue capturado por la Agencia de Investigación Criminal (ATIC) por suponerlo responsable del delito de lavado de activos.
Al excapitán se le acusa de tráfico de droga y vínculos con el crimen organizado, durante su tiempo como capitán de las Fuerzas Armadas de Honduras (FF.AA.).
Según el informe del Ministerio Público (MP), su esposa Jennifer Bonilla y su suegra, Reina Lizeth Bonilla, habrían actuado en complicidad.
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