CORTÉS, HONDURAS. Cientos de compatriotas llegaron desde ayer, viernes, a la Gran Central Metropolitana de Buses para emprender el anhelado sueño americano. Pero fue hasta la mañana de este sábado que tomaron sus maletas y empezaron la travesía.
Las calles sampedranas se llenaron de personas que, pese al riesgo, deciden salir del país buscando un futuro mejor. En brazos, muchas madres llevaban a sus hijos, mientras otros tomaron la determinación de irse solos.
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A la primera caravana del 2022 se han unido ciudadanos nicaragüenses. Algunos declararon que habían salido de su país desde el martes pasado y que lo hacían por la situación que están viviendo.
«Los problemas económicos, no encontrar empleo, no saber qué hacer, es demasiado difícil», mencionó uno de los jóvenes migrantes.
Cruzando las carreteras, los conductores que iban transitando les daban aliento a las personas. Todos los miembros de la caravana van con un mismo objetivo, llegar a los Estados Unidos, aunque saben que el riesgo es grande.
«Soy de Nicaragua, dejo cinco hijos, vengo sola, no hay trabajo», indicó una mujer.
Hasta estos momentos, la caravana se moviliza por el bulevar del Norte, donde pasarán por el municipio de Choloma hasta llegar a Puerto Cortés donde tratarán de cruzar hacia Guatemala.
Varios se detenían a descansar, pues aún les quedaba mucho camino por recorrer. Incluso se formaban pequeños grupos que se iban apoyando entre sí, cargando botellas de agua o mochilas.
«Voy con mi esposa y mi hijo, dejo cuatro atrás, no hay trabajo en el departamento de Colón. Ya tengo como dos meses de no estar trabajando, ajustando hice para el pasaje y venir a San Pedro Sula», relató otro ciudadano.
Una mujer de la colonia Sandoval Sorto que iba con su pequeño bebé en brazos manifestó que había decidido irse solamente acompañada de un amigo y que «van por algo mucho mejor». Asimismo contó que llevaba más de dos años sin empleo y no le salía nada.
«Dejo una niña en casa, con mi mamá», añadió. Por otro lado, al ser consultados, la mayoría de ellos aseguró que sus familiares sabían de la decisión y las razones por las cuales dejaban todo para buscar el sueño americano.
Antonio, un compatriota que también va en la caravana de migrantes, precisó que era la tercera ocasión que tomaba el camino y que esperaba conseguirlo en esta ocasión.
El hondureño lamentó que debía dejar a su familia, sin embargo, dijo que no tenía opción, pues «aquí no veía rumbo bueno». Al igual, señaló que aquellos que iban solos estaban dispuestos a ayudar a las madres y demás compañeros que iban con la misma meta.
«En el camino se mira el cansancio de las personas, el peso de tanto caminar. Nos debemos apoyar entre todos, debemos caminar juntos. Dios va con nosotros«, concluyó.
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