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viernes, noviembre 22, 2024

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Rodolfo Pastor Fasquelle, historiador y escritor.

Hoy mas bien los poderosos murmuran que no se puede y es que no pueden sacarlo ellos. Pero cualquiera decía hace unos días que JOH iba de salida. Antes de M. Pence, nadie le creía. Estaba solo en todas partes. Ni los ministros lo acompañaban. La caravana lo había exhibido como a la degradación del sistema que defiende sin vacilar y que lo sostiene. Un par de periodistas que otrora fueran sus aláteres- incluso hablaron de adelantar elecciones.

Con presión del CNA avanzaban los sumarios contra la corrupción (Caja de la Dama y de Pandora, caso IHSS), como contra la impunidad, los procesos contra los asesinos de Berta Cáceres, militares y policías y contra policías militares imputados. Y proliferaron las denuncias internacionales. Surgieron voces críticas, aunque ambivalentes entre religiosos conservadores.

Trump y Cía. lo amonestaron públicamente. Le exigieron que detuviera la caravana, que no estaba ya en sus manos y entonces anunciaron que le iban a suspender la ayuda. Luego se echaron para atrás, se pusieron a hablar con él, por teléfono claro. Los congresistas demócratas denunciaron tanto su atropello como la complicidad de los gobiernos estadounidenses. Y todos los líderes de la oposición o casi (Luis, Mel, Melo y Salva anunciaron que había que unirse, aunque después vinieron a la palestra pública y al aquelarre a descalificarse mutuamente, el bueno soy yo, él no.

Y entonces viene JOH y, aunque no consigue reubicarse en la escena en vivo, toma de nuevo posesión inverosímil de los medios de comunicación. Recupera las primeras planas. Invita a, aunque no llegan, los lecheros, a firmar un Convenio para canalizarles millones cuando solo haría falta un genuino alivio fiscal a los insumos y una política de estado. Anuncia que va a crear mil doscientos empleos para los 14 mil emigrados de las últimas dos semanas que regresen. Convoca a los banqueros que no saben que inventar para cobrar más y anuncia dos mil millones para vivienda social, aunque los programas de construcción no arrancan y les promete viviendas a los retornados, sin explicarles porque no se las dio antes. Aumenta otros cien millones para los chafas. En fin, cansa la danza de millones. ¿Eso es, lo que sostiene a JOH? ¿El pisto que reparte? ¿Y otra vez la represión? (Espera que nos regresemos, se despidan los noticieros de la noche y empiecen a cerrar las ediciones de los diarios y se da el lujo -otra vez- de macanear y gasear a inocentes chavos, mujeres y niños cuyo único delito fue gritar fuera Joh. Y manda a desalojar el campamento de Guapinol con soldados. No creo. No es eso.

Lo tiene de pie en primer lugar la miseria de nuestra política. La falta de ánimo y valentía para exigir la renuncia. Nuestra falta de comprensión de las metas compartidas. Lo sostiene la falta de fe en nosotros mismos y de imaginación, nuestra incapacidad para visualizar la salida. El hondureño cree en quimeras, pero nunca en el otro ni en su propio esfuerzo. Lo mismo que lo lleva a migrar porque prefiere caminar al Paraíso de neón que a la capital a sacar a JOH. Y de otro lado la determinación férrea de quedarse de quien no tiene salida, ni donde ir y, por lo tanto, no va a renunciar.

La represión le sirve para amedrentar, aunque pague en imagen. Pero no podría por si sola. Lo sostiene la cobardía de algunos empresarios que, aunque están advertidos del daño que supone su régimen y acarreará su caída inevitable, entienden que no hay solución de continuidad, que el estéril endeudamiento del país significa una bomba de tiempo y que, como consecuencia, sus patrimonios mismos están ya en la raya. (Solo Rosenthal tiene lo suyo seguro en el arbitraje internacional). Para ser discretos y bancables para el contrato oficial, les endosaron su poder a sus agentes, los politicastros de a ficha y no saben cómo rescatarlo.

Los gringos no lo necesitan, aquí abunda el pitiyanqui, pero están mal informados y lo siguen protegiendo, aunque saben a qué le huele el calzón. Sostiene a Joh, la paranoia y el cinismo, dos caras de esa moneda falsa que llaman política exterior estadounidense, su disposición gótica para imaginar las pesadillas de Halloween, lo que anima su intervencionismo. Caray ¡Tenerle miedo a Mel! Y su absoluta incapacidad para entender el círculo virtuoso del respeto y la cooperación concertada y orientada a metas básicas y medibles del desarrollo humano, la verdadera buena vecindad. Ya no hay nadie ahí, en Viera, la portera no contesta.

¿No lo van a sacar los chafas que ya asistieron a los primeros velatorios y calculan que no habrá quien los proteja si se va JOH? Porque son un cuerpo disciplinado, que se enorgullece con taparse los ojos. Aunque solo la cúpula cree en defenderlo y los de abajo son los que van a pagar el odio que la prisión injusta y los asesinatos y el gas y el garrote y las balas de goma que matan han generado en el pueblo. Porque los de escala básica no escaparán mientras que los oficiales se van en avión militar acaso al Brasil, con Bolsonaro. Estudiar y aprender, les cantan los chavos. Adolfo propone abolirlas, es valiente. Ninguno quedara aquí al final.

No lo van a sacar los liberales, porque JOH tiene en la bolsa a Carlos Flores, quien ya anunció su Alianza abierta con él, en aras de la estabilidad, de conservar su poder personal sobre, aunque sea una fracción de nostalgia. No lo va a sacar a don Juan por si solo un movimiento social sin condición política, ni comprensión del Estado. Pero se puede y porque se puede se debe, es un deber.

Tonces como dice el Cabro, ¿Quién lo puede tumbar? El pueblo unido. Fuenteovejuna, todos a una. Convocados por un liderazgo genuino, responsable. Los líderes decentes y los disidentes del liberalismo, cuando Luis lo entienda, Salva que –creo- que aun quiere, aunque ya no pueda ungirse ganador mediante el dialogo, la Convergencia que tiene lo que otros no. Y unidos con LIBRE, nuestro Partido, el Partido popular y mayor de la oposición que, sin embargo, para ese fin, debe aceptar una conducción colectiva y compartida del proceso posterior. Cuando entienda eso.

¿Qué hace falta? Que entiendan y se junten estos niños y confíen y definan una agenda mínima para integrar sus filas, y darle forma a la Coalición que todos proponen sin concretizar. Que convengan una ruta estratégica y un calendario de acciones coordinadas y los términos vinculantes del interinato. Que desde una mesa convoquen juntos a la nación a ponerse de pie. Y les ofrezcan a todos los sectores las garantías del caso. Y a JOH, una salida, una avioneta o una lancha rápida. Lo demás será historia. No habremos llegado a la Utopía. Pero habremos subido un peldaño de conciencia y confianza para la acción eficaz colectiva. Y si no lo hacen, que les deduzca el Hado la responsabilidad.

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