YORO, HONDURAS. Un empresario fue ultimado a disparos la noche del sábado cuando transitaba en su carro por una calle del barrio El Pénjamo, en El Progreso, al norte del país, y su familiares aseguran que se trató de un robo.
A la víctima la identificaron con el nombre de Gabriel Zaldívar, de 46 años de edad. Según la información de los familiares, a él lo habrían matado por robarle.
Zaldívar fue interceptado por sujetos armados que lo atacaron a disparos y lo dejaron muerto adentro de su automotor. Tras cometer el hecho, los homicidas huyeron del lugar.
Rápidamente los vecinos cercanos alertaron y se presentaron paramédicos del Cuerpo de Bomberos para intentar auxiliar al empresario. No obstante, minutos después lo declararon muerto.
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Se reveló que el hondureño era un conocido empresario, propietario de tres tiendas de electrodomésticos. De acuerdo a los parientes, cuando ocurrió el crimen en su contra, salía de labores e iba de regreso a su vivienda en la colonia Bendeck.
El hijo de la víctima manifestó que «iba a traer a la familia para salir, siempre los sábados salíamos a comer». Asimismo indicó que su padre era un hombre emprendedor que inició su pequeño negocio desde hace más de 20 años y que poco a poco creció.
Móvil del crimen
De igual manera el jovencito declaró que uno de los sueños de su progenitor era seguir creciendo y llevar sus negocios por todo el territorio nacional. Agregó que él era una persona que apoyaba.
«Le ayudaba al pueblo con precios y si le tocaba a veces dar productos regalados lo daba con tal de apoyar y que la gente se hiciera de sus cosas. Por eso la gente lo prefería«, añadió.
Por otro lado, los familiares de Zaldívar contaron que presumen que el móvil del crimen es el robo, porque los responsables le llevaron el dinero, el celular y las otras pertenencias que andaba el empresario.
«Nos inclinamos que el móvil es robo porque mi papá no se metía con nadie. Pasaba del trabajo a su casa y de su casa a la iglesia. No había otra razón. Trabajaba de lunes a domingo, de ocho de la mañana a ocho de la noche y no tenía problemas con nadie», mencionó un pariente cercano.
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