Perú.- La renovación de Gareca despeja en el plano deportivo la densa humareda que rodea a la federación por temas extradeportivos.
La permanencia del técnico es definitivamente una gran noticia, era la mejor opción para sostener el proyecto futbolístico que debe seguir cosechando frutos camino a Qatar 2022.
Habiendo establecido ese primer puente para seguir construyendo parte de la vía hacia la reconstrucción de nuestro fútbol; el consenso del que disfruta el argentino le dará la posibilidad de dirigir su segundo mandato.
Sin presiones desmesuradas y con la certeza nuestra de que la selección sigue en buenas manos.
Encapsulado en esa burbuja mágica creada por su propio trabajo, Gareca tendrá retos distintos a los de su primera etapa.
Su paso por Rusia 2018
Tras el milagroso proceso eliminatorio y la aceptable participación mundialista, el ‘Tigre’ deberá repotenciar a un equipo que tiene una base sólida.
Ya no tendrá que empezar de cero; armar un once de la nada, tampoco moldear una identidad de juego ni mucho menos insertar el chip ganador en los jugadores.
Ahora el retoque será más quirúrgico. Incluye hacer de Perú un equipo estéticamente superior; realmente competitivo siempre, capaz de pelear el próximo boleto a la Copa del Mundo y también ser protagonista en serio en la Copa América de Brasil 2019.
Para lograrlo requiere sobre todo de agudizar su buen ojo para encontrar el recambio necesario en algunos puestos.
“Una de las lecciones que nos dejó Rusia fue que un solo patrón de juego. No es suficiente, se necesitan más argumentos tácticos que solo los pueden ofrecer los propios jugadores con sus distintas características”, dijo.
Ahí quizá le faltó tiempo a Gareca, además de malas decisiones de algunos futbolistas y también de impertinentes lesiones. Por ello se llegó al Mundial con lo justo.