TEGUCIGALPA, HONDURAS. En horas de esta tarde se reportó un secuestro e intento de asesinato en una montaña ubicada al sur de la capital de Tegucigalpa.
Según las autoridades de la posta policial de la colonia Loarque, al joven se le raptó dentro de un bus que estaba lleno de pasajeros a inmediaciones de la zona de Comayagüela, para luego descuartizarlo en una zona boscosa de una montaña.
También se informó que al joven se le encontró con las manos atadas hacia atrás. Además, sus ojos y boca estaban tapados, con el objetivo de evitar que él pudiera ver la cara de sus captores.
Según las autoridades, testigos que observaron el raptó del joven dieron la alerta a la policía. Les alertaron sobre unos hombres que estaban dentro de la unidad de transporte y que ordenaron que los pasajeros se bajaran del bus parta quedarse con el muchacho.
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Querían matarlo con unas hachas
Por medio de medios de comunicación locales, la víctima del secuestro rindió declaraciones. Por lo cual manifestó que eran tres hombres quienes lo raptaron y lo golpearon. Indicó que luego lo trasladaron al lugar boscoso para asesinarlo y evitar que alguien se diera cuenta.
«Eran tres hombres los que me traían en el bus y dos de ellos portaban armas. Ellos bajaron a la gente del bus y me llevaron para una montaña», dijo la víctima.
El cuerpo del joven prestaba moretones por los fuertes golpes que los malhechores le propiciaron. El joven explicó que los hombres estaban esperando órdenes para proceder a asesinarlo.
La víctima también agregó que escuchó que los criminales esperaban que les trajeran unas hachas para poder descuartizarlo.
«Estaban esperando las armas para poder descuartizarme. Ellos estaban esperando las hachas y estaban esperando que les trajeran un saco. En ese momento llegó la policía», señaló el joven.
El muchacho dijo desconocer los motivos por los cuales querían matarlo con tanto odio, ya que indicó que él no tiene problemas con nadie. Agregó que quizás lo confundieron con otra persona y que se dejaron llevar por su forma de vestir.
«Yo creí que era mi último, pensaba en mi familia y en mi novia. Fue algo bien feo, como una pesadilla. Con las armas que ellos llevaban tuve que acceder a lo que me decían, quizás me confundieron por la pinta o por la vestimenta», concluyó el muchacho.