Las resacas o gomas no perdonan las noches de desenfreno con el alcohol. Lo saben muy bien aquellos que estos días de celebraciones navideñas han alargado más de la cuenta las noches de fiesta y al día siguiente se han despertado con la sensación de malestar, mareo y pesadez de estómago acompañados de un “no vuelvo a beber más”. Lo esencial: los desenfrenos no se curan con mañanas de ibuprofeno.
Sin embargo, además de arrepentirse, los médicos proponen una serie de consejos que permitirán hacer más llevadera la situación:
1. Lo esencial: las noches de desenfreno no se curan con mañanas de ibuprofeno. El hígado ya ha sufrido mucho en la metabolización del alcohol, por lo que combinarlo con medicamentos podría provocar un daño hepático. Aunque se sienta vacío en el estómago, la comida debe ser ligera: nada de grasas ni azúcares refinados.
2. Hidratarse más de lo normal. Es básico. El principal síntoma de la resaca, el dolor de cabeza, es fruto de la deshidratación. El alcohol es diurético y fomenta la producción de orina. Para contrarrestarlo, es importante beber mucha agua y complementarlo con alimentos que hidraten.
Mini comidas en desayuno
3. Alimentación. De desayuno, la recomendación es una infusión de té con jengibre. Para contrarrestar las bajadas de azúcar y de minerales, se aconsejan mini-comidas o snacks revitalizantes: plátano y nueces. Tambien en la comida, “hojas verdes”: lechuga, espinacas.
4. Nada de venirse arriba. No hay que envalentonarse con la mejoría de después de comer. Es recomendable olvidarse del café que, al ser diurético, va a deshidratar más y no ayudará al esófago ni al estómago. Por supuesto, nada de copas que así empieza el círculo vicioso del alcohol. ¡Toca limpiarse por completo! Mañana será otro día.
5. Huir de consejos populares. La combinación de restos de alcohol, altas temperaturas y sudor puede conducir a un nivel alarmante de deshidratación; por tanto, hay que evitar consejos populares como “relajarse y limpiarse en una sauna”. Es una recomendación muy peligrosa.