Añadió que en enero y febrero pasados los migrantes fueron más cautos y para marzo considerando que no hubo algún impuesto a las remesas, se fortaleció la confianza.
En marzo no sólo se reportó un aumento en el número de envíos, sino que también subió el monto promedio de las operaciones. Pasó de 302 dólares a 316 dólares por envío. El número de operaciones aumentó 6.1 por ciento para cerrar en 8 millones de transacciones.
Remesas alimentan al consumo
Gordillo resaltó que el incremento en el flujo de las remesas es una noticia positiva. Esto porque la remesas han contribuido de manera importante al consumo interno y han dado un empuje a ese rubro.
“Nos preocupaba un poco que la disminución de las remesas provocara una disminución en el consumo”.
Al cierre del primer trimestre se contabilizó un ingreso de 6 mil 640 millones de dólares por remesas. Esto representa siete por ciento más que en los primeros tres meses de 2016.
Alejandro Cervantes, subdirector de análisis económico de Banorte, resaltó que el flujo se incrementó pese a la apreciación de 7.4 por ciento que registró el peso en el transcurso de marzo.
Además, coincidió en que el comportamiento de los envíos estará influenciado por la política anti migratoria del gobierno de EU.
Muestra de ello son los efectos de la publicación que hizo el Departamento de Seguridad Nacional de aquel país el pasado 20 de febrero. Ellos determinaron los procedimientos para dar forma a dicha estrategia.
El anuncio, en opinión del analista, motivó un aumento en el flujo de remesas y en el monto promedio de los envíos. Influencia que se prevé se prolongue durante los próximos meses.
“Los trabajadores migrantes mexicanos sin ciudadanía probablemente continuarán temerosos de ser deportados. Por esta razón consideramos que el flujo de remesas del segundo trimestre del año estará explicado por este factor”, abundó.