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viernes, noviembre 22, 2024

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MÉXICO. El pasado jueves, 09 de noviembre, se registró un fatal accidente de tránsito en el que murieron 55 personas y quedaron al menos 160 heridos. Según los datos emitidos por las autoridades mexicanas el 98% de las víctimas son de origen guatemalteco.

Tristeza y luto vistió a las familias que perdieron un miembro, también el dolor de saber que uno de sus allegados estaba ingresado en un centro asistencial mexicano grave por las heridas del accidente agobia a los que lo esperan en casa.

Ante la situación, Guatemala emitió tres días de luto, por la muerte de los indocumentados. Asimismo, Honduras, Guatemala, México, República Dominicana y Estados Unidos levantaron un plan de acción para erradicar de una vez el trafico de personas y así evitar estas consecuencias que se pagan con la perdida de vidas humanas.

Un relato desde una perspectivita de un guatemalteco que emprendió su viaje con rumbo a Estados Unidos para tener una mejor estabilidad económica, pero lo que le esperó lo marcará para toda su vida, según sus declaraciones emitidas a AFP.

El aventón

El guatemalteco Selvín Lanuza llevaba tres horas caminando por una carretera mexicana cuando un tráiler paró para ofrecerle un aventón. Minutos después presenciaba el horror: gritos y cadáveres de migrantes apilados en la caja del vehículo volcado.

Era la primera vez que este joven de 18 años emprendía la peligrosa aventura de viajar a Estados Unidos como indocumentado y dejar atrás una vida de precariedades como jornalero en el departamento de Nueva Santa Rosa.

Se había despedido de su familia una semana atrás, y ahora, en un centro médico de Tuxtla Gutiérrez (capital del estado de Chiapas), repasa los momentos de terror que se vivieron tras el siniestro.

«Recuerdo la gritazón de la gente cuando el tráiler dio vuelta y nada más, pura gritazón. Nos ayudó la gente de las casas cercanas», dice este joven en las instalaciones de la Cruz Roja, donde se recupera de heridas leves.

«Vi varios muertos y demás compañeros todos dañados, quebrados», añade Selvín, de pie y con voz calmada, tras el pánico que vivió el jueves en una vía de Chiapas.

Junto a otros lesionados, el guatemalteco, con un gorro verde oliva, también evoca la sorpresa que se llevó al subir al camión y verlo repleto. «Se les veía cansados, eran como 200 personas«.

Las autoridades informaron que unos 160 migrantes, en su mayoría compatriotas de este joven, viajaban en el vehículo que impactó contra un puente peatonal en una curva, presuntamente por exceso de velocidad.

Fronterizo con Guatemala, Chiapas es el principal punto de acceso de migrantes ilegales, quienes son transportados en condiciones inhumanas en camiones por traficantes de personas.

El contenedor quedó destruido.

Víctimas jóvenes

Selvin permanece con una hoja pegada al pecho que contiene sus datos personales.

A su alrededor, en el pequeño puesto de salud, una decena de enfermeras se mueven de un lugar a otro para proporcionar calmantes a unos 33 heridos, en su mayoría jóvenes como Aura Meletz, de 21 años, también guatemalteca.

De baja estatura y cabello negro, Aura tiene fracturado el brazo izquierdo y un moretón grande en la mejilla derecha. Le cuesta hablar y se le escapan las lágrimas cuando recuerda el momento en que impactó el camión.

Era la segunda vez que intentaba llegar a Virginia, Estados Unidos, donde vive una amiga. Tres meses antes había logrado llegar hasta McAllen (Texas), pero autoridades migratorias estadounidenses la deportaron.

«Solo escuché como un estallido y sentí un golpe que nos sacudió. Recuerdo muchas personas encima de mí, perdí la conciencia y sentí que me dormí», cuenta aún aterrada.

Cerca de ella, otros pacientes permanecen recostados sobre colchonetas. Algunos con vendas en la cabeza, los brazos y contusiones. Se lamentan y retuercen del dolor.

Ante la falta de insumos, algunos ciudadanos de Tuxtla se organizaron para donar algodón, alcohol, sueros y aspirinas.

«Estamos indignados porque son nuestros hermanos, son nuestros vecinos. Nos indigna la forma en que los traían», afirma Guadalupe Guillén, una de las benefactoras.

Al menos 55 migrantes es el saldo hasta ahora.

«Quedaron como demonios», dice migrante

La solidaridad se manifestó en el momento mismo de la tragedia. Habitantes del sector donde ocurrió el volcamiento se lanzaron a sacar los cuerpos y ayudar a los heridos, pese a lo espantosa que resultaba la situación.

«Los cuerpos quedaron como demonios, con los cráneos por fuera, deformados, la mayoría», contó tembloroso Emmanuel Hernández, de 43 años.

El chofer se dio a la fuga, según las autoridades, que informaron que el tráiler pertenece a una empresa domiciliada en México.

Los migrantes accidentados habían ingresado a Chiapas desde la localidad guatemalteca de Mesilla y permanecieron algunos días en la ciudad de San Cristóbal de las Casas bajo custodia de «polleros» (traficantes), según la Guardia Nacional.

Selvín asegura, no obstante, que viajaba solo y que no le cobraron por subir al tráiler, aunque los migrantes suelen ser extorsionados luego por las redes criminales.

Fuente: AFP

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