Rafael Nadal está en cuartos de final Roland Garros sin apenas despeinarse, convincente en líneas generales en un domingo sofocante en París.
Juan Ignacio Londero, un argentino sin pedigrí al que se le ha conocido este año después de su éxito en Córdoba, fue el rival. Se le hizo dura las dos horas y 13 minutos de sobremesa, despedido en cualquier caso con honores.
Como otras tantas tardes, Nadal escribió un plácido triunfo en la Chatrier, y ya son 90 las victorias en este Grand Slam.
Se presentó en su jardín de la central con la misma contundencia de siempre, disparado con un break nada más empezar. Además, salvando las tres únicas situaciones de peligro que tuvo la primera manga. Lo mejor de Nadal de estos días es que, casi siempre, ha sabido escapar del peligro.
Al argentino le dio al menos para darse el gustazo de alargar el segundo parcial al salvar dos bolas de set con 5-2 en contra; muy bien con una dejada y valiente con una derecha a todo o nada. Luego, en el siguiente juego, salvo un par más, pero no pudo hacer más que eso; condenado de manera definitiva a su despedida en París. Mucho ha hecho desde su ranking (78 de la ATP), y se merece un reconocimiento por ser capaz de reengancharse al tenis de alto nivel a sus 25 años.
Tenista orgulloso
Con todo, quiso prolongar al máximo ese epílogo y demostró ser un tenista orgulloso. Cualquiera hubiese arrojado la toalla al verse ante semejante muro, un Everest, pero Londero se propuso disfrutar; desfondó en los dos primeros juegos del tercer parcial;incluso una pelota de break que desperdició al lanzar un revés a la red.
Ahí parecía que terminaba su bonita historia, pues perdió dos servicio de manera consecutive. Eso gastó su última bala. Recuperó unode esos juegos de desventaja y siempre podrá decir que generó alguna que otra duda al campeón de 11 Roland Garros.
Con eso se tienen que contentar los rivales de Nadal.
Celebró el español su rutinario triunfo con rabia, contrariado porque el desenlace no le gustó demasiado; eso si cumplió y ya está en cuartos, a la espera del ganador del duelo entre Nishikori y Paire. De momento, todo marcha en París.