Redacción. Una de las cosas que más caracterizaban a la reina Isabel II era su pasión incondicional por los perros, en concreto por los de la raza corgi.
Desde los 18 años tuvo perros de esta y otras razas. En el momento de su muerte, al menos tenía cuatro de ellos, dos corgis, un dorgi (cruce de corgi y perro salchicha) y un cocker.
Ahora, tras la muerte de la monarca, son muchos los que se preguntan qué ocurrirá con estos perros, quién los cuidará o quién se hará cargo de ellos ahora que no está en este mundo.
Tal y como recoge The Sun, los dos corgis, llamados Muick y Sandy, fueron obsequios de su hijo Andrés y su nieta Beatrice de York después de la muerte del príncipe Felipe de Edimburgo en 2021.
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Temía por su perros tras su muerte
La reina Isabel II se había resistido a aceptar perros nuevos en los últimos años porque no quería dejar ninguno después de su muerte. Sin embargo, se cree que aceptó a los cachorros con la idea de que tanto el príncipe Andrés o su nieta Beatrice los recuperarían si ella moría.
De hecho, The Sun dice que Andrés y su hija Beatrice ya se han encargado en cierto modo de los perros en estos últimos meses.
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Candy, el último dorgi superviviente de la reina, un cruce entre un perro salchicha y un corgi, también es probable que se una a Muick y Sandy, ya que los perros están acostumbrados a la compañía del otro.
En caso de no ser así, Candy probablemente se le dará a un miembro del personal de la reina.
El destino de otro de los perros de la difunta reina, Lissy, quien es la actual campeona de perros de caza de cocker spaniel del Kennel Club, aún no se ha decidido.
Lissy vive con su entrenador Ian Openshaw. Se espera que el rey Carlos tome una decisión sobre su futuro en las próximas semanas.
Cuidados de sus cachorros
Chefs de la realeza preparaban con esmero su menú, aunque quizá los perritos disfrutaban más rebañando las migas que se le escapaban a la monarca de los bollitos del té de las cinco o devorando las tostadas con mermelada a medio acabar que les ofrecía Isabel durante su desayuno.
Psicólogos especializados en perritos los atendían cuando estos presentaban algunos problemas, entre ellos, en Navidad, tenían su propio calcetín en donde recibían sus lujosos regalos. Esto hablaba de lo especial que eran para la reina.
La hipótesis más extendida entre los expertos en la casa de los Windsor es que el cuidado de los perros de la reina recaerá en sus hijos, con el príncipe Andrés (de quien se dice que era el hijo favorito de Isabel).
Fuente: Diario 20 minutos.
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