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viernes, noviembre 22, 2024

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REDACCIÓN. Pánico, ansiedad, temblores y ganas de salir corriendo al enfrentarse al mar abierto: así se describe una de las fobias más peculiares pero insensantes que pueden sufrir cierto tipo de personas.

A este miedo se le conoce como talasafobia, un transtorno que impide adentrarse en aguas abiertas por el terror a los peligros que pueden esconderse debajo del agua.

Contradictorio a las personas que, describen al mar como un sinónimo de paz, armonía y disfrute, existe una porción de la población mundial que siente que acercarse a aguas abiertas significa  un cambio en sus emociones y estabilidad. Puesto que, lo único que les produce es ansiedad, taquicardia, temblores y la necesidad de salir corriendo lo más lejos posible.

Y es que, no es que sean fanáticos de tierra firme, simplemente, experimentan un miedo irracional al mar u océano.

Por su parte, la ciencia explica este padecimiento como algo más que la desconfianza al mar, propia de personas que no saben nadar.

De esta forma, especifican que un sujeto con talasofobia no solo asume que puede ahogarse, sino que siente pavor al pensar en lo que podría aparecer debajo de sus pies una vez que se encuentre dentro del mismo.

Un ejemplo de ello, serían peces peligrosos, rocas puntiagudas; o en su defecto, todo tipo de monstruos marinos imaginarios.

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Origen de la talasofobia

De acuerdo con los especialistas, esta fobia no tiene un origen determinado. Sin embargo, los psicólogos suelen buscar –detrás de su aparición– algún tipo de experiencia traumática; misma que, pueda haberse proyectado en las aguas profundas.

Marc Carlin, especialista en fobias, apunta que el incremento del miedo al mar y, sobre todo, a los tiburones podría estar relacionado con la moda de las películas sobre este tema.

Además, indicó que es posible superar este padecimiento a partir de terapias. Lo cual, podría tomar varias sesiones. Aunque en ciertos casos, puede vencerse en “cinco o diez minutos” si la terapia da en el blanco.

Finalmente, Carlin propone que otra forma de ganarle al miedo del océano es que, la persona tenga la oportunidad de acceder a un sentimiento de “seguridad”; expresamente, cuando se enfrenta al estímulo que causa la fobia.

Por lo que, si el sujeto logra encontrar la causa de su miedo podrá enfrentarla poco a poco y con más confianza cada vez. Hasta que desaparezca por completo.


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