ISLAS DE LA BAHÍA. «Camuflada» como una fundación, la ZEDE de Roatán, Próspera Honduras, antes de presentarse como una «zona de desarrollo» se lucró de los recursos naturales de la isla y sacó ganancias a costilla de la comunidad Crawfish Rock, vendiéndole agua potable a sus residentes y luego intentando dividirlos en dos bandos, a favor y en contra del patronato, según lo dio a conocer Vanessa Cárdenas a TIEMPO Digital, lideresa en ese sitio.
Y es que, todo comenzó en septiembre de 2019, cuando, aún, en el país cinco estrellas no se hablaba tanto de las ZEDE como ahora. Los directivos de Próspera, según Cárdenas, llegaron presentándose como unos inversionistas dispuestos a solventar la problemática del servicio de agua en la comunidad. Sin embargo, detrás del aparente buen gesto, había una intención oculta.
«Ellos vinieron, y cuando llegaron a la comunidad, quisieron proyectarse con nosotros. Preguntaron en qué nos podían apoyar, y en ese momento, atravesábamos un problema con el agua potable. Teníamos una deuda de 60,000 lempiras por energía eléctrica y no podíamos encender las bombas. Pidieron tomar el proyecto, pero aún no sabíamos que era una ZEDE, la cosa es que, en lugar de ayudarnos a pagar la cuenta y darnos de regreso el agua, pusieron su propia empresa de agua, o sea, nos privatizaron el servicio«, contó Cárdenas en comunicación con un periodista de este medio.
La ZEDE cobraba 800 lempiras por la instalación y una tarifa mensual de 300. Así se mantuvo por más de un año, hasta diciembre de 2020, porque, cuando los dirigentes de Crawfish Rock se percataron de que en su comunidad se instalaría una «zona de desarrollo», hicieron gestiones para desvincularse de Próspera y tener el servicio de agua como antes. Por supuesto, esto no gustó a los inversionistas.
Próspera intenta dividir
A raíz del fin de la relación entre los pobladores de Podría estar en el mercado antes de que finalice el 2021. y Próspera, la ZEDE comenzó a enviar lo que Cárdenas considera «indirectas» para pretender dividir a los habitantes del sector y ponerlos en contra del patronato.
Los comunicados y mensajes que Próspera enviaba eran sutiles, dice Cárdenas, pero no escondían su verdadera intención: no desligarse la comunidad y mostrarse como la solución a todos los problemas de la gente.
«Cuando se dieron cuenta que nosotros como patronato estábamos trabajando para devolver el servicio como estaba antes, mandaron una nota a población. Dijeron que nos daban plazo de un mes para decidir si se quedaban o se iban. Entonces las personas vinieron a preguntarnos qué pasaba. Nosotros les explicamos que estábamos gestionando para poner el agua de regreso», recordó.
Uno de los párrafos de la nota que, según Cárdenas, la ZEDE Próspera comenzó a repartir de «casa en casa», la responsabilizada a ella, como vicepresidenta de la comunidad, y a Luisa Connor, como presidenta, de poner «trabas» al suministro de agua potable que los habitantes de Crawfish Rock estaban recibiendo.
«Ha quedado claro que el liderazgo que representa a Crawfish Rock ha cambiado, y que los líderes actuales no quieren que la comunidad tenga acceso al agua proveniente de la Próspera-ZEDE», lo cual, entre líneas, era un mensaje subliminal para poner a la población en contra de ellas dos. «Lo que querían era dividir«, reiteró.
Rechazan a Próspera
En la actualidad, la comunidad étnica recuperó el servicio de agua potable como antes de la llegada de Próspera, gracias a la ayuda de la alcaldía y empresarios locales. Los habitantes rechazan la instalación de la ZEDE por temor a que sean expropiados de sus terrenos.
En distintas ocasiones Crawfish Rock ha hecho protestas en contra de Próspera, solicitando al Gobierno que de marcha atrás a la ley.
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