TEGUCIGALPA, HONDURAS. La pandemia del COVID-19 ha golpeado fuertemente la economía hondureña trayendo consigo una serie de problemas sociales, pero a la cabeza se ubica la pobreza.
Honduras es un país con altas tasas de pobreza y pobreza extrema, cifras que han empeorado en los últimos años. Las proyecciones indican que la pandemia del COVID-19 dejará, no solo un incremento en esta área, también arrastrará consigo:
- Delincuencia
- Mendicidad
- Aumento del crimen organizado
- Migración
- Deserción escolar
Para conocer más a profundidad del impacto post COVID-19 en Honduras, Diario TIEMPO Digital habló con Eugenio Sosa, doctor en sociología y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
El experto detalló qué ocurrirá en materia de pobreza y delincuencia, y lo que podría desencadenarse en unos meses si el gobierno no se preocupa por los problemas sociales.
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Binomio pobreza – delincuencia
El sociólogo Eugenio Sosa explicó que no existe una relación directa y mecánica entre la «pobreza y delincuencia». Es decir, que no significa que los pobres por ser pobres de manera segura van a terminar como delincuentes.
Por lo que destaca que «si se revisa el mapa de pobreza de Honduras, los lugares con mayor cantidad de pobres, no son los municipios más violentos».
Sostuvo que, sin embargo, cuando la pobreza, la desigualdad y exclusión, sobre todo en las ciudades, se combina con otros problemas termina generando violencia. Y se presenta, en su mayoría, en las zonas urbanas, los barrios; donde también hay crimen organizado que maneja dinero.
«Donde hay pobreza y a la vez circula la economía del crimen organizado es mucho más probable que la gente en algún momento, de desesperación, termine vinculándose a ese tipo de actividad, y luego acabe en la violencia, o también donde hay bandas de extorsión», agregó el sociólogo.
Asimismo, explicó que otro elemento para que se presente el fenómeno es que el Estado no funcione para generar otras oportunidades y las políticas sociales. Entonces, cuando se entrelazan todos, sumados a otros problemas de la familia, los niveles de violencia e inseguridad pueden crecer.
«En vista a las circunstancias que vive Honduras, la pobreza y exclusión no son una causa sino una condición, son un contexto favorable para que pueda crecer la violencia y la inseguridad», acotó.
Situación post-pandemia
El sociólogo expresó que «se entiende que Honduras tiene un crecimiento grande de la pobreza. Según algunos datos, esta anda entre un 60 % en situación de pobreza y casi 40 % en situación de extrema pobreza».
Y por consiguiente, con el contexto de la pandemia, producto del desempleo, pérdidas masivas de trabajo, la caída de la economía y otros factores, este fenómeno está creciendo y lo seguirá haciendo. Con esto va aumentando la mendicidad, la miseria, en este sentido puede llegar hasta 70 o 75 %.
«Entonces la pobreza y la exclusión en un país donde no existen oportunidades, donde las instituciones no funcionan, donde la economía no genera empleo y donde prolifera el crimen organizado y las bandas de extorsión, especialmente en las grandes ciudades, es casi seguro, que Honduras tenga repuntes de violencia», destacó Eugenio Sosa.
Consecuencia: migración
El experto, partiendo de un análisis social, comentó que «todo lo anterior se viene con un tema más grave todavía, que pareciera ser que la gran válvula de escape de los pobres para no caer en la delincuencia, sino que buscar oportunidades, es la migración. Pero es notorio que migrar cada vez se vuelve más difícil, es más duro y riesgoso».
Cada vez es más difícil para las caravanas, ya que hay una decisión de los gobiernos, de detenerlas sea como sea. Tal y como lo hizo Alejandro Giammattei en Guatemala parando a punta de fusiles a los migrantes.
Si se cierra esa válvula de escape que es la migración, «Honduras puede entrar en una crisis estrepitosa donde lo que se va tener es una gran descomposición social. En la cual se mezcle la pobreza, la violencia, la inseguridad y la ingobernabilidad», sostuvo.
¿Estarán alistándose los empresarios para una ola de delincuencia?
En las últimas semanas circuló un video en las diferentes plataformas de redes sociales, en el cual se mostraba claramente un asalto en una estación gasolinera de la capital. Horas más tarde, autoridades policiales confirmaron que se trataba de un simulacro.
Por lo que se le consultó al sociólogo, que ante este tipo de acontecimientos, ¿será que los empresarios se están preparando?
«Los grandes empresarios lo que van a hacer es invertir más en seguridad, reforzarla. Y hay que ver los efectos que esto ocasionaría, unos negativos y otros positivos; uno es que el fenómeno de la inseguridad hace que inviertan y por consiguiente que aumenten los costos», manifestó.
En ese sentido lo que ocurrirá, es que pondrán la vigilancia más fuerte, mayor cantidad de cámaras y colocar cada vez más dispositivos de seguridad de los mejores y costosos. Y siempre hay un sector que se beneficia, en este caso, son los vendedores de armas, las compañías de seguridad, aseguró.
Sosa dijo, en conclusión, que los empresarios lo que van a hacer es reforzar. “No sé si están preparados ahora, pero en medida que la violencia crezca ellos van a buscar alternativas. Lo que cada vez va incrementar más los costos y eso termina impactando en el pueblo hondureño”.
Desaparición de menores con fines de trata y venta de órganos
Desde hace un par de semanas se ha visto en el país el aumento de secuestros a jovencitas y menores de edad. Con lo que se presume que son para actos delictivos relacionados con la trata de blancas, pornografía y comercialización de órganos.
«Básicamente eso se debe a nuevas fuentes de negocios, ya que cuando uno se cierra tiene que buscar otro. Hay que recordar que en el pasado había una gran cantidad de robo de vehículos en Honduras; hoy en día esto se da, pero quizás en menos escala», comentó.
Asimismo, añadió que esto se debe a que se inventaron los GPS. Cada vez robar carros es más difícil y aún más venderlos. Entonces los delincuentes abren otros negocios, crece la droga, la trata de personas, la pornografía, venta de órganos de niños, entre otros.
«Y también, hace años hubo una ola de asaltos a bancos, cosa que hoy no pasa porque estas instituciones tomaron las medidas necesarias. La delincuencia muta y busca nuevos espacios, la trata de personas siempre ha existido en el país, la cosa es que ahora la están ampliando», concluyó.
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