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viernes, noviembre 22, 2024

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Muchas personas solo se acuerdan de los ganglios cuando se inflaman, pero lo cierto es que estos pequeños «bultitos» más o menos redondeados y de consistencia blanda siempre están ahí, desempeñando su importante función sin que tengamos que hacer nada.

A continuación explicaremos cómo debes reaccionar si crees que uno o varios de tus ganglios están más hinchados de lo normal y hasta qué punto este síntoma es preocupante.

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Valiosos aliados de tus defensas

Los ganglios están repartidos por diferentes zonas del cuerpo y son parte de tu sistema inmunológico, así que se encargan de defenderte cuando elementos nocivos entran en tu organismo. Conviene tenerlos en cuenta, porque actúan como defensores de la salud.

Y es que por dentro son como pequeños filtros con una especie de redes por donde pasa la linfa, el líquido que contiene los glóbulos blancos encargados de absorber y destruir microbios nocivos y donde quedan «atrapados» los virus y las bacterias perjudiciales.

Así se crea la respuesta inmunitaria, y por ello los ganglios se inflaman cuando el cuerpo lucha contra una infección.

Para muchas personas la molestia por los ganglios inflamados es bastante fuerte.

La relación entre los ganglios linfáticos y el cáncer

A veces, las células cancerosas intentan invadir el resto del cuerpo a través de los ganglios, que están interconectados formando cadenas.

Así pues, estas células malignas pueden salir de un tumor, llegar al ganglio más cercano y a través de la cadena ir hacia otra parte del cuerpo. De este modo, se denomina «centinela» al ganglio linfático más cercano al tumor: en el caso del cáncer de mama, es uno de los que están en las axilas.

Sin embargo, detectar la inflamación de uno de estos bultos no es sinónimo de que se esté formando un tumor.

¿Cómo actuar si los ganglios se inflaman?

¿Qué hacer si notas algo raro en los ganglios? Revisa estos puntos:

  •  Ante todo, no te alarmes

Aunque es cierto que un ganglio inflamado en ocasiones puede ser el síntoma de una afección grave, también es verdad que la mayoría de consultas que se realizan por esta razón suelen tener como origen una afección benigna.

De todos modos, siempre que tengas dudas sobre el origen de una inflamación del ganglio, pregunta a tu médico. Ten en cuenta en qué casos puede ser más o menos urgente que lo hagas.

Diferentes causas pueden originar que los ganglios se inflamen.
  • Observa su evolución y otros síntomas

Si uno o varios ganglios llevan más de 15 días inflamados, debes consultar a tu doctor. También es esencial que lo hagas si además de la inflamación presentas otros síntomas asociados como fiebre, pérdida de peso injustificada (sin hacer dieta ni comer menos), pérdida de apetito, presencia de picores o sudoraciones nocturnas.

También es bueno que recuerdes que, en algunos casos, tener un ganglio más grande de lo normal de manera permanente no tiene por qué indicar que sufras algún problema significativo de salud.

Si después de haber pasado por una revisión te informan de que no tienes ningún problema, no hay motivos para que te preocupes en caso de que su tamaño no se reduzca (siempre que no se vaya agrandando).

  • Analiza tu estado de salud general

Si estás pasando por una gripe o estás sufriendo algún otro tipo de infección leve, la inflamación de los ganglios simplemente indica que tu sistema inmune está «en forma», ya que está combatiendo la infección.

Pero aunque esa sea la causa más habitual, nunca debes tomar antibióticos o corticoides por tu cuenta, ya que a veces pueden mejorar los síntomas pero se pierde la oportunidad de saber qué los origina realmente y por si resulta ser grave.

  • Revisa tu botiquín

Ten en cuenta que el listado de fármacos que pueden favorecer la inflamación de los ganglios es amplio: antiepilépticos, algunos antihipertensivos, fármacos contra el ácido úrico y antibióticos (como los derivados de penicilina).

Aparecen en diferentes partes del cuerpo, hasta en las axilas.

Prueba para salir de dudas

Cuando se produce la inflamación de varios ganglios a la vez, el abanico diagnóstico puede incluir además de infecciones (mononucleosis, varicela, rubéola, sífilis, tuberculosis), enfermedades reumatológicas (lupus eritematoso, artritis, sarcoidosis) o patologías malignas. Para determinar el diagnóstico, el médico puede pedir estas pruebas:

  • Análisis de sangre. Cuando el galeno observa que uno o varios ganglios están inflamados y no existe una infección cercana que lo explique, es habitual que lo primero que haga sea realizar una analítica de sangre, sobre todo si la inflamación no remite.
  • Los cultivos de fluidos procedentes de las zonas inflamadas o también el estudio serológico (presencia de anticuerpos que sugieran una infección por un virus o bacteria concreto) son útiles también cuando el médico tiene dudas.
  • Pruebas de imagen. Según la zona corporal a estudiar, el médico puede pedir una radiografía o una ecografía. Si las primeras pruebas no son concluyentes también se puede recurrir en ciertos casos a un TAC o una resonancia magnética nuclear.

Fuente: Saber Vivir


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