Tegucigalpa, Honduras.- El papa Benedicto XVI renunció a su papado en el 2013, curiosamente no causó demasiado revuelo a nivel de la Iglesia católica, pero, ¿por qué?
En realidad Benedicto XVI no fue el primero en renunciar, más bien habría sido el cuarto. El más cercano en dejar el ministerio data de hace unos 600 años.
Ahora bien, se sabe que Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) reflexionó sobre las «rápidas transformaciones» del mundo y su «edad avanzada», ya que no sentía fuerzas para desempeñarse en el puesto al que fue elegido en 2005.
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Sin embargo, la historia trae a mención al papa Gregorio XII, en 1415, este tuvo que lidiar con otros dos papas paralelos en su momento. Cada uno con sus propios seguidores, su propio Sacro Colegio Cardenalicio y sus propias oficinas administrativas.
Gregorio XII
En 1406, Angelo Correr, miembro de la aristocracia veneciana, fue elegido papa con el nombre de Gregorio XII y sucedió en Roma a Inocencio VII, quien lo había nombrado cardenal un año antes.
Gregorio XII había sido obispo de Castello en los Estados Pontificios (1380) y patriarca latino de Constantinopla (1390). Sin embargo, mientras su carrera eclesiástica lo iba acercando a la silla de Pedro en Roma, ya existía otro papa en otra silla: Benedicto XIII, quien estaba basado en la ciudad francesa de Aviñón.
El cisma en la Iglesia católica había comenzado en 1378 cuando un grupo de cardenales hostiles al papa Urbano VI eligió a otro cardenal como papa, Roberto de Ginebra, quien se instaló en Aviñón como Clemente VII.
En ese sentido, Benedicto XIII sucedió a Clemente VII en ese papado paralelo francés en 1394 (aunque se dice que Gregorio intentó renunciar antes de aceptar el puesto).
En continuidad del caos el Concilio de Pisa depuso a los dos papas y eligió a uno nuevo: Alejandro V. Pero ni Gregorio ni Benedicto renunciaron, por lo que la Iglesia católica, que intentaba volver a unificarse, pasó a tener ya no dos papas sino tres.
Solución ante el caos papal
Ante tamaño caos, se convocó a un nuevo concilio en 1414 en Alemania. En esta convocatoria tuvo un rol clave Segismundo, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
El nuevo concilio depuso a Juan XXIII (que había sucedido a Alejandro V), desestimó cualquier tipo de pretensión de Benedicto XIII de seguir siendo papa desde Aviñón y aceptó, finalmente, la renuncia del papa romano Gregorio XII para terminar así con una de las crisis más graves en la historia de la Iglesia Católica.
Gregorio XII renunció el 4 de julio de 1415 y falleció el 18 de octubre de 1417, a los noventa años. Ese mismo año, fue elegido Martin V como legítimo -y único- Papa.