SANTA BÁRBARA, HONDURAS. Conocer que uno de sus familiares falleció es una noticia lamentable y muy difícil de asimilar, para los parientes de una pequeña arrastrada por un río y encontrada en Guatemala, no fue la excepción, el dolor quedó grabado en sus rostros.
La niña de cuatro años había fue arrastrada por un río en la comunidad de Tarros, Nueva Frontera, Santa Bárbara. A la menor la identificaron como Zoe Dariela Galdámez Vásquez.
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Tristemente, sus padres informaron que, tras reportarla como desaparecida y luego de varios días, a la niña la habían encontrado sin vida en la aldea San Vicente Paul Morales, Izabal, esto en el país vecino de Guatemala.
A su padre se le va la voz al relatarlo, no puede contener las lágrimas y en su rostro se refleja una tristeza irreparable. Con pocas palabras y suspiros desgarradores el papá de la niña expresó que, para ellos, la tarde de la desaparición sería inolvidable.
“Sufrimos la peor pérdida, nadie puede soportar algo así, este dolor no se lo deseo a nadie, ni a mi peor enemigo”, relató.
Pese a la circunstancia, ambos padres se mantenían en pie. Ya que, como mencionaron, tienen otra hija que también necesitaba de ellos, por eso debían seguir luchando.
Familia desconsolada
Su madre lloraba desconsoladamente, mientras en el rostro del padre era evidente la tristeza. “Ese río nos arrebató a nuestra princesa, nuestro ángel, pero para nosotros era más terrible pensar que no sabíamos dónde estaba”, agregó el papá.
Por otra parte, de manera triste, abrazando a su esposa, el padre de la niña indicó que les partió el corazón cuando les informaron que la pequeña había aparecido en Guatemala.
“Nosotros estamos agradecidos con las personas también, porque a la niña la cuidaron como que hubiese sido de ellos, se unieron y la velaron”, detalló.
Asimismo, con nostalgia, manifestó que le dieron un velatorio decente en el país vecino. De igual forma, cuando se la entregaron lloraron al lado de la familia sintiendo la pérdida, y dándole el último adiós a la menor.
“Nuestro consuelo era que la niña apareciera y poderle dar nosotros el velorio, su entierro aquí. Gracias a Dios se nos cumplió, y eso nos ha calmado un poco, porque no tenemos la desesperación de no saber dónde está”, finalizó el padre.
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