TEGUCIGALPA, HONDURAS. Este martes, Migdonia Ayestas, directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH), se refirió a las últimas muertes que se han registrado, sobre todo, las que aparecen con un mensaje.
De acuerdo a Ayestas, este tipo de hechos principalmente buscan encender las alarmas en la población.
Rememoró que en Honduras, en todos los tiempos se ha vivido en una cultura violenta que se avala y se promueve. Lo cual hace que los ejecutores de esos actos, que hacen ajustes de cuentas, se sientan orgullosos.
«Les encanta que se publique mucho al respecto y se dan por satisfechos», apuntó.
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Envían un mensaje
Como parte de sus declaraciones, la experta aseveró que «también este es un mensaje a las autoridades, que ya están cansados de tanta extorsión».
“Cuando se dejan cuerpos en espacios públicos, lo que hacen es mandar mensaje (…) pero todo esto tiene que ver con la criminalidad organizada”, dijo.
Agregó que cuando aparecen cuerpos desmembrados, envueltos en sábanas, en cajas, en bolsas o en sacos «son mensajes que mandan a las bandas contrarias, que esto les va pasar, porque están en los mismos negocios ilícitos».
Según la experta, «año con año desde que se inició el Observatorio de la Violencia se ha querido trabajar en el tema, lo que pasa, es que nunca se le da el tratamiento para generar la investigación”.
Extorsión
A criterio de Ayestas, sobre el tema de extorsión, no es una sola persona la que se dedica a realizar el acto. «No van a extorsionar como lobos solitarios, sino que son un grupo que vive a expensas de los empresarios que se dedican con trabajo duro y de toda su vida a darles el dinero o las ganancias, a estos grupos».
Estableció que son las autoridades correspondientes las que deben aclarar todas las hipótesis, pues los entes de investigación «deberían estar trabajando desde la escena del crimen, para ver quiénes son los autores materiales e intelectuales«.
Rememoró que en años anteriores se había visto este tipo de casos donde mataban y dejaban carteles cerca de los cuerpos, quizá por ladrón, por violador, uno o dos casos. Sin embargo, la reincidencia con el mismo mensaje «se vuelve un problema».
Para finalizar, explicó que los extorsionadores buscan infundir temor para que las personas sigan pagando lo que piden y toman acciones no solo de matar, sino que se valen de lo que sea, como intimidar, acosar y hasta queman autobuses y negocios.
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