Honduras es percibido como uno de los países menos transparentes en el mundo por los distintos estudios y mediciones que se realizan desde las grandes organizaciones caracterizadas por su objetividad y gran confianza en la información que proporcionan. Esto se refleja de igual manera en la sociedad hondureña, en donde existe un gran porcentaje de personas que desconfían de la institucionalidad, así como, de las acciones emprendidas desde el sector gubernamental.
En ese sentido, el Barómetro Global de Corrupción realizado por Transparencia Internacional (TI) establece que, al menos el 62 % de las personas en Honduras consideran que el Gobierno está actuando de mala manera en la lucha contra la corrupción. Y esto se ve reflejado en las acciones emprendidas, que si bien es cierto existen políticas públicas, planes, acuerdos de cooperación, mesas y comisiones de transparencia, estas no reflejan los resultados esperados y tampoco son socializadas de la mejor manera para que la ciudadanía entienda lo que se está trabajando y no continúe incrementando los niveles de incertidumbre, desconfianza y poca credibilidad en las autoridades.
Por otro lado, el Sondeo de Opinión Pública realizado por el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC-SJ), indica que al menos el 50.1 % de los hondureños manifestó que no tiene ningún tipo de confianza en lo realizado por el Gobierno Central y esto se puede enlazar con lo manifestado en el Barómetro, ya que vemos la alta desconfianza en el Gobierno y que por ende esta se traslada a las acciones o falta de estas en la lucha emprendida contra la corrupción.
Lea también – Opinión de Juan Carlos Aguilar: Independencia, populismo y falta de propuestas
Ahora hay que trasladarnos al principal poder del Estado. El Poder Legislativo, según el Sondeo del ERIC-SJ, el 53.9 % de los hondureños manifestaron que no tienen ningún tipo de confianza en el Congreso Nacional y es debido a las acciones que se realizan desde este poder, ya que los hondureños hemos visto como se ha legislado a favor de la corrupción, el poco compromiso con la transparencia y la carente producción legislativa en cuestiones positivas para el país.
Para mencionar un ejemplo, podemos ver lo aprobado durante la semana con respecto a la clasificación de la información del contrato de vacunas para COVID-19, suscrito entre el Gobierno y una de las farmacéuticas por un tiempo de 10 años. Asimismo, podemos respaldar esta falta de confianza hacia el Congreso con lo mencionado por el Barómetro, ya que esa medición refleja que el 56 % de los hondureños consideran que existe corrupción en el Poder Legislativo y por ende entre sus parlamentarios.
Lo mismo ocurre con el Poder Judicial, ya que el Barómetro indica que hay un 45 % de hondureños que considera que existe corrupción desde este Poder del Estado. Además, según lo expresado por el ERIC-SJ, el 70.3 % de los hondureños está en contra de la no renovación del convenio de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH), ya que se consideraba una pieza fundamental para combatir la corrupción y brindar el apoyo técnico y de investigación a las instituciones del sector justicia, a las que fortaleció durante su estadía en el país.
A pesar de los datos fríos, es evidente el debilitamiento al Estado de Derecho, la falta de independencia de los poderes del Estado que contraviene lo que establece nuestra Constitución de la República, la débil institucionalidad con la que cuenta el país y la desesperanza que esto causa en los hondureños, debido a que, para el hondureño se refleja día a día en el alto desempleo, la casi nula asistencia en el sector salud, la carente educación, la migración, el sistema económico casi fracasado y producto del mismo el alto costo de la vida que no es proporcional con los ingresos del ciudadano y todo esto producto de una situación -la corrupción-.
Puede interesarle – Opinión de Juan Carlos Aguilar: ¿Y la justicia electoral?
Esa desconfianza de la que hemos hablado y la falta de institucionalidad solo la podremos recuperar si cambiamos nuestra forma de elegir a las personas que ocupan los cargos de elección popular, ya que son esas personas las que al menos en teoría nos representan a los hondureños en la toma de decisiones importantes y que se deberían de realizar en pro del bienestar de la ciudadanía.
Finalizando les compartiré dos datos y es que a pesar de la desconfianza en la que vive el hondureño el Barómetro establece que el 78 % de las personas en el país considera que los ciudadanos pueden marcar la diferencia contra la corrupción, es decir, todavía existe esperanza de que las cosas pueden cambiar, pero el cambio radica primero en saber elegir y en hacer respetar nuestro voto porque según el mismo Barómetro el 36 % cree que la compra de votos es una práctica reiterativa. Por lo tanto, debemos velar por la integridad del proceso electoral para que así podamos recuperar la confianza y la institucionalidad.
Nota para nuestros lectores:
? Suscríbete gratis a más información en nuestro WhatsApp. Haga clic en el enlace: http://bit.ly/2LotFF0