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jueves, noviembre 21, 2024

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Por Ernesto Stein | Razvan Vlaicu. ¿El libre comercio beneficia a América Latina y el Caribe? La mayoría de los economistas creen que sí. El libre comercio permite a los países especializarse en lo que mejor saben hacer, desarrollando ventajas competitivas y propiciando una mayor oferta para el consumidor y precios más bajos.

La mayoría de los ciudadanos parecen estar de acuerdo. Una encuesta comisionada por el BID, incluida en la encuesta transregional del Latinobarómetro, revela que el apoyo popular al comercio internacional es fuerte, con un 73% de ciudadanos en 2018 a favor de aumentarlo.

No obstante, este apoyo es frágil. En palabras del economista de Princeton Alan Blinder, puede ser “de una milla de ancho, pero de una pulgada de profundidad”. Los ciudadanos pueden favorecer más el comercio. Pero si los políticos advierten sobre la pérdida de empleos debido a la reducción de las barreras comerciales y si los medios de comunicación y las redes sociales promocionan dichos argumentos, el apoyo al comercio puede disminuir.

Lo que puede marcar una diferencia es cómo se presentan los argumentos a favor y en contra del libre comercio.

Protección contra la contextualización negativa del libre comercio

Esto significa que los responsables de las políticas públicas que creen en el comercio tienen que tomar consciencia de cómo se está presentando, el lenguaje utilizado para hablar de sus beneficios y pérdidas. Este asunto se analiza en un avance de la publicación insignia del BID del 2019, De promesas a resultados en el comercio internacional, que se publicará en su totalidad en las próximas semanas.

El comercio se enfrenta a numerosos desafíos, destaca la publicación, entre ellos los provocados por los cambios geopolíticos y tecnológicos. Para salvaguardar el apoyo popular al libre comercio en este contexto puede ser necesario evitar que se presente de forma negativa.

Sobre este punto, algunos conceptos de psicología y economía del comportamiento acerca de los argumentos de contextualización resultan muy útiles. Por ejemplo, la aversión a la pérdida, la idea de que la gente se ve más afectada por el miedo a las pérdidas que por el disfrute de las ganancias.

O la idea estrechamente relacionada del sesgo negativista que afirma que la gente reacciona más enérgicamente a las noticias negativas inesperadas que a las noticias positivas inesperadas. Según la psicología, tenemos un instinto de supervivencia, y las sorpresas negativas y el miedo a la pérdida son muy potentes.

Repercusión psicológica de los mensajes sobre el comercio

Un experimento realizado para la nueva publicación insignia del BID muestra lo poderosas que son estas fuerzas en materia de comercio. Los investigadores asignaron aleatoriamente encuestados del Latinobarómetro a cuatro grupos diferentes: un grupo de control, un grupo de formulación positiva, un grupo de formulación negativa y un grupo de formulación mixta. Se preguntó a cada uno de ellos si apoyaba el comercio, dada la posibilidad de obtener beneficios o pérdidas específicos.

Al grupo de formulación positiva se le dijo que el comercio reduciría los precios y aumentaría la oferta de productos. ¿Cómo reaccionaron a este mensaje positivo? Sorprendentemente, este mensaje casi no tuvo ninguna repercusión. Dos argumentos pueden explicar el motivo.

En primer lugar, la declaración no fue sorprendente: la mayoría de los encuestados ya se inclinaban a creer que el comercio proporcionaba beneficios de consumo. Curiosamente, muchos de los encuestados también asociaron los precios bajos y los productos extranjeros con los salarios bajos.

También surgieron muchas preocupaciones sobre el empleo en los demás grupos de tratamiento. El grupo de formulación negativa, a quienes se informó que el comercio podría conducir a la pérdida de puestos de trabajo en los sectores que compiten con las importaciones, tuvo una reacción intensa.

El apoyo al comercio en ese grupo se redujo en más de 26 puntos porcentuales, pasando de cerca del 73% a solo alrededor del 46%. Lo más seguro es que la aversión a la pérdida — el miedo a perder el empleo – haya jugado un papel importante.

Así como el sesgo negativista, ya que las personas que habían tenido una imagen positiva del comercio como creador de empleo ahora recibían un shock negativo de sus convicciones. En síntesis, el grupo de formulación negativa sufrió un doble revés — una sensación de pérdida y negatividad — que convirtió un abrumador apoyo al comercio en un apoyo minoritario.

Esto se vio mitigado de alguna manera en el grupo de formulación mixta, a quienes se informó que el comercio podría generar tanto los beneficios positivos de la caída de los precios y de una mayor oferta de productos como las desventajas de la pérdida de puestos de trabajo.

En este grupo, el apoyo al comercio cayó alrededor de 17 puntos porcentuales, y la información positiva no bastó para compensar la negativa, pero aun así redujo su efecto en más de un tercio.

También hubo algunas variaciones interesantes entre los países. En Costa Rica, por ejemplo, los argumentos negativos en contra del comercio provocaron reducciones de solo 9 puntos porcentuales, en comparación con la media regional de 26 puntos porcentuales.

Esto probablemente se debe a que el país tuvo un referéndum sobre el Tratado de Libre Comercio de Centroamérica (CAFTA) en 2007 y sus ciudadanos ya conocían bien los argumentos a favor y en contra del comercio.

Tenían convicciones y preferencias más firmes al respecto y, por lo tanto, se veían potencialmente menos afectados por la formulación negativa que hacía hincapié en la pérdida de puestos de trabajo.

Usando la aversión a la pérdida para reforzar el apoyo al comercio

Sin embargo, los argumentos negativos lograron repercutir, lo que indica lo importante que es protegerse contra los opositores al comercio que difunden información negativa sobre los empleos — la consideración más importante para las personas en la región — para hacer fracasar los esfuerzos por liberalizar las economías de la región.

Es posible que los responsables de las políticas públicas que creen en el comercio tengan que contrarrestar esto con información sobre las posibles ganancias en materia de empleo. O, como lo indica la aversión a la pérdida, podrían hacer énfasis en las pérdidas de empleo en los sectores de exportación que podrían resultar de las medidas proteccionistas.

El Dr. Stein tiene un Ph.D. en Economía de la Universidad de California en Berkeley.

Fuente: https://blogs.iadb.org/ideas-que-cuentan/es/la-psicologia-del-apoyo-al-comercio/

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