Boca de urna y suelta el llanto el beato, primer boletín y se tira al suelo llorando, segundo boletín y sus gritos despavoridos inundan a Honduras como si alguien se está muriendo, ¿quién llora preguntan, asustados lo vecinos? El beato llorón, que parece lo persigue la maldición de la nana.
Solo a políticos energúmenos, faltos de visión y desconocedores de las lógicas en las que se mueve este pueblo, diseñan políticas electorales en base a miqueísmos (actitud o interpretación de la realidad que tiende a valorar las cosas como buenas o como malas, sin términos medios).
«Nosotros somo los buenos, ustedes los malos» y así fue por toda Honduras pregonando, a todo aquel que no se pareciera a él, su política “pasotona” y soberbia, ignorando sentimientos electorales y políticos, así como intereses de grupos intermedios era el peregrinaje del beato.
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El beato y su grupo de “beatitos”, se vendieron a una lógica de los intereses extranjeros y su vez a la oligarquía que manda, con el discurso que había que sacar al diablo que nos gobierna, y que, por lo tanto, era obligación de todos creer en su pasota beatitud.
El beato ingenuo, ignoraba que el dominio extranjero que lo apoya y la dichosa oligarquía, sostenía al diablo en el infierno.
Llora a cantaros el beato… llora y llora… que hasta asusta a sus beatitos…
El juego de la política es un drama y como tal, siempre esconde el yelmo de la cara, jugar la mejor cara es la obligación ética del político.
El beato llorón no se dio cuenta, que no contaba con la estructura de alcaldes y diputados y que su beatitud odiando al diablo no la entendían sus feligreses, porque estos tienen hambre, les falta la casa, la medicina y poco les importa el fin del diablo en el infierno.
El beato y su maniqueo discurso, lo alejo del cielo y se convirtió en instrumento del dominio, sin darse cuenta, que este dominio, busca dividir la feligresía, para que los diablos elijan al gobierno, otro príncipe del infierno.
El beato y sus beatitos, ignoran que la política es un juego de lo impuro entremezclado y que el ascenso al poder es el objetivo, su ignorancia magna, le impide ver alianzas, máxime cuando el largo cielo se pueda cubrir de rojo y negro… huy, dice el beato, es mejor el diablo con el cielo azul en el infierno.
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Vaya político más inepto con todos sus beatos, para poder ver el juego de cómo derrotar al diablo en el infierno.
La nana del beato llora y llora y lo maldice a perder… y la maldición de la nana, se cumple.
Esa nana se llama, pueblo de Honduras, que cansada de ver falsos hijos beatos que la aman, los termina maldiciendo desde sus entrañas al infierno.
Autor: Carlos Augusto Hernández, abogado y notario.
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