La misión secreta de las fuerzas especiales de EE.UU. que acabó con la vida del jefe del grupo yihadista Estado Islámico (EI), Abu Bakr al Bagdadi, en la región de Idlib, en el noroeste de Siria, se prolongó durante cuatro horas, en medio de sollozos, chalecos explosivos y persecuciones de perros.
«Fue como si estuvieses viendo una película», dijo el presidente estadounidense, Donald Trump, al anunciar la operación. Además, dijo que en la operación «no hubo bajas» entre los comandos especiales, pero, por el contrario, perdieron la vida numerosos yihadistas.
Trump informó que el jefe de Estado Islámico huyó junto con tres de sus hijos por un túnel, mientras lo perseguían perros y soldados de EEUU.
Al verse sin salida, se inmoló con un chaleco explosivo, junto a los tres niños.
«Murió como un cobarde: gimoteando, llorando, gritando», afirmó Trump.
«Su cuerpo resultó mutilado por la explosión. Pero los resultados de los exámenes ofrecieron una identificación cierta y positiva», remarcó.
En total, agregó, la operación duró cuatro horas. Hubo un intenso intercambio de disparos entre yihadistas y las fuerzas estadounidenses.
Trump señaló que se llevaba vigilando al líder del EI «dos semanas». Además, en varias ocasiones se cancelaron planes similares, a la espera del momento más propicio para la operación.
Turquía fue clave
Explicó que no avisó previamente de ello a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi. Esto para mantener el carácter «secreto» de la misión.
Posteriormente, el secretario de Defensa de Estados Undios, Mark Esper, indicó que hubo «dos heridos leves» entre los comandos estadounidenses y resaltó el éxito de la operación.
La información acerca de la ubicación precisa de Al Bagdadi la aportó Turquía 48 horas antes de la misión y durante ella los comandos estadounidenses atravesaron espacio aéreo ruso, por lo que Moscú fue avisado.