TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En noviembre de 2020 durante la devastación que generó Eta y después Iota en todo el Valle de Sula, fue el mes en que la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales (Copeco) y su ministro, Max Gonzales, se convirtieron en los «enemigos» del pueblo debido a la inoperancia con que trataron esa emergencia nacional.
Así se constata en las diversas denuncias que hicieron los mismos ciudadanos afectados, quienes criticaron el accionar de las autoridades de esa institución de gobierno.
Todo inició mucho antes que Eta ingresara al territotirio nacional cuando ni siquiera se había girado alerta por la formación del ciclón en el mar Caribe.
En ese momento, las autoridades gubernamentales estaban más enfocadas en promocionar el mal llamado «Feriado Morazánico». Ese asueto que se había pospuesto por varios días debido a la pandemia de la COVID-19.
Asimismo, un día antes que Eta tocara tierra en Honduras, el Centro Nacional de Huracanes (NHC por sus siglas en) informó que Honduras había descontinuado la vigilancia del huracán Eta. Sin embargo, Copeco salió al paso y argumentó que en ningún momento dejó de vigilar el fenómeno natural.
No obstante, los expertos señalaron que no se tomaron las medidas de precaución necesarias a tiempo y eso provocó que no se evacuaran los sitios de inundación, lo que dejó una estela de muerte y devastación en la zona norte del país.
Específicamente, eso se marcó en las colonias del municipio de La Lima y de San Pedro Sula, cuyo aeropuerto también quedó totalmente inundado.
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No habían lanchas
Producto de las fuertes lluvias que provocó Eta, el desbordamiento del cercano río Ulúa fue tan rápido que a la gente no le dio tiempo a salir de sus hogares y buscó refugio desesperadamente en sus tejados. Ahí, miles de personas permanecieron más de 30 horas atrapados.
Las redes sociales fueron testigo de la desesperación de sobrevivientes, quienes publicaban cientos de mensajes con imágenes y su ubicación para que los equipos de emergencia los rescataran.
Todos ellos necesitaban ayuda urgente, ya habían sobrevivido al escapar de las crecidas pero les tocaba enfrentar otra prueba, esperar un largo tiempo para que los rescataran.
Los hondureños atrapados en sus techos no contaban con los recursos necesarios para sobrevivir porque lo habían perdido todo. Sumado a ello la ineficacia de las autoridades de Copeco hacían que el panorama fuera desalentador, afirmaron cientos de compatriotas.
La única manera de llegar a los sobrevivientes era con lanchas pero no habían suficientes. Para colmo de males, Copeco no dejaba que lancheros particulares voluntarios ayudaran en las labores de rescate, según denunciaron.
Pescadores de comunidades cercanas pusieron a disposición sus lanchas pero comenzaron los problemas que terminaron en una labor cuestionable para Copeco.
Personal de Copeco solo miraba
Otra de las denuncias que se recibió en contra de Copeco fue la que hicieron personas voluntarias que ayudaban en el rescate de los sobrevivientes.
Un rescatista voluntario en Chamelecón contó que ellos consiguieron una pequeña lancha para ayudar a evacuar personas de la tercera edad, niños, discapacitados y enfermos, mientras el personal de Copeco estaba sentado en la zona que no estaba inundada, solo viéndolos como entraban y salían con los rescatados.
Del mismo modo, una buena samaritana denunció que ella junto a otros de sus familiares prepararon comida para los damnificados, pero personal de Copeco impidió que la entregara.
«Nos hicieron regresar con toda la ropa y la comida y eso no es justo. Vengo muy resentida y estamos indignados, tratamos de ayudar», expresó la fémina en un video que difundió en las diferentes redes sociales.
Denuncias contra el titular de Copeco, Max Gonzales
Durante la emergencia por Eta e Iota, los hondureños continuaron denunciando el mal desempeño del titular de Copeco, Max Gonzales, a quien los señalaron de «sacar pecho» con la tragedia que vivían los habitantes del Valle de Sula.
En varias ocasiones, los ciudadanos denunciaron que el ministro de Copeco llegaba a las zonas de desastres a tomarse fotografías, para luego decir que ayudaba en las labores de rescate.
En las imágenes «Killa» como también se le conoce, salía con botas y su pantalón de fuera. Con ello daba a entender que sí trabajaba en pro de los afectados.
Los ciudadanos también reprochaban que el personero anunció muy tarde la evacuación, porque no mantenía muy buena comunicación con el pueblo.
Asimismo, las declaraciones fuera de lugar que daba el funcionario generaba molestia entre los afectados, porque ellos sabían que todo se había hecho mal desde un inicio.
Max Gonzales llegó al punto de asegurar que la gente que murió en las inundaciones fue por la imprudencia, porque ellos avisaron sobre esa situación.
No permitían la entrada de ayuda humanitaria
Por si no fuera poco, las autoridades de Copeco no permitían el ingreso de la ayuda humanitaria extranjera si no era a través de ellos. Eso provocó incluso que la comunidad judía y muchos otros extranjeros se negaran a enviar víveres para los hondureños afectados.
El Consejo de Rabinos de América denunció «acciones criminales» de Copeco y debido a eso cesaron su ayuda a Honduras.
Por lo anteriormente expuesto, Max Gonzales y la institución que maneja (Copeco) cometieron errores que le salieron caros al país. Lo más lamentable de todo son los más de cuatro millones de hondureños que resultaron afectados por el paso de Eta. Asimismo, aún se recuerdan las múltiples vidas que se perdieron durante la catástrofe.
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